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El reparto era más que claro. El Gobierno de Cantabria se encargaría de construir el centro logístico de La Pasiega –de hecho, ya están en marcha las obras para urbanizar la primera de las dos fases en el llano de Parbayón– y el central de ... levantar en su interior una estación intermodal, una infraestructura para el movimiento de mercancías a través del ferrocarril que era «fundamental»para la viabilidad del proyecto, llamado a dar un impulso a la economía industrial de Cantabria y acabar definitivamente con los problemas de espacio en el Puerto de Santander. En dos ocasiones, el Estado ha dado en el pasado pasos para dejar entrever que su compromiso con La Pasiega era cada vez más difuso. Primero, la empresa pública Adif dilató en el tiempo la presentación del estudio de viabilidad de la intermodal, y cuando lo presentó puso en duda su rentabilidad. Después, fue el propio ministro de Transportes, Óscar Puente, quien en una visita a Cantabria reclamó a la presidenta Buruaga «garantías»de que, en caso de levantarse, tendría demanda suficiente por parte de empresas cántabras. El Ejecutivo regional habló entonces de «jarro de agua fría»y ayer, aunque desde la Consejería de Industria no dan la batalla por perdida –al revés–, lo que llegó fue el golpe casi definitivo a la estación intermodal.
A día de hoy, lo que hace es reducir a casi cero las probabilidades de que sea el Gobierno central quien la financie, la construya y la gestione, como en el pasado habían defendido de manera más o menos explícita los exministros Raquel Sánchez y José Luis Ábalos. Pese a que acepta por fin la tesis de Buruaga y el consejero Eduardo Arasti de que hay empresas que han manifestado su interés en transportar sus mercancías por ferrocarril desde La Pasiega –a las que se sumarían la propia actividad del Puerto, las que se instalen en el llano y las de su zona de influencia– y que ese interés supone «un gran avance para promover en el plano autonómico una potencial terminal», el Ministerio se desmarca del proyecto.
¿Por qué? Esas buenas palabras esconden en realidad una trampa porque para Transportes se trata de un proyecto «de interés regional». Viable a ese nivel, no a uno superior. Al carecer de interés nacional, es el Gobierno de Cantabria el que tendrá que buscar quién lo gestione y, antes de esto, quién lo construya y el dinero para pagarlo. Transportes se limita a ofrecer acompañamiento tanto a la comunidad autónoma como a las empresas interesadas para hacer posible que la terminal de La Pasiega sea una realidad. «Mano tendida para colaborar», pero no dinero. De hecho, indica a qué puertas puede llegar Buruaga para conseguirlo: fondos Feder o del Mecanismo Conectar Europa. El premio de consolación para Cantabria es que el Ministerio sí se compromete a «agilizar aquellas cuestiones que recaen en nuestro ámbito», como son la conexión de la futura intermodal con la red ferroviaria, el apoyo técnico al proyecto o el encaje funcional de la terminal.
El Gobierno central confirmó ayer esta decisión a El Diario Montañés, pero lo hizo mientras en Madrid el consejero Arasti y el presidente del Puerto, César Díaz, participaban en una reunión con el presidente de Puertos del Estado, Álvaro Rodríguez, y otros altos cargos del Ministerio. Una cita en la que, según el Gobierno de Cantabria, no fueron ni mucho menos tan contundentes. Es más, Arasti reconoce que salió relativamente satisfecho –de ahí su sorpresa al conocer esta 'versión b' que difundió Transportes– porque Madrid había aceptado que existe demanda a corto plazo para hacer viable económicamente La Pasiega. En concreto, con esas dos empresas interesadas en mover al año 620.000 toneladas de mercancías, con lo que se supera la demanda mínima exigida.
Según el consejero, el informe con esos argumentos se presentó hace unas semanas en la primera reunión técnica y en la segunda, celebrada ayer, el Ministerio lo dio por bueno y dio la razón a Cantabria. «Desmontamos punto por punto el informe de Adif. Ahora ya sí se da por buena que hay rentabilidad financiera y también social, algo que hasta ahora no se había evaluado», insiste Arasti. Un informe que también hablaba de dificultades técnicas para construir la intermodal y que, con las aclaraciones de la Consejería, ya han desaparecido.
Para Arasti, además de incomprensible, es una «deslealtad»que el Ministerio diga una cosa en la reunión y otra de manera pública. En todo caso, prefiere hacer oídos sordos a las malas noticias e insiste en que la de ayer era una reunión técnica y que falta la política. Se celebrará próximamente y esa «será la decisiva».
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