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Exactamente 24 horas antes del momento fijado por Miguel Ángel Revilla para dar a conocer hasta dónde extenderá las responsabilidades políticas por el caso de presunta corrupción en Carreteras, el portavoz del Gobierno, Pablo Zuloaga (PSOE), prefirió ayer no poner la mano en el fuego ... sobre la actuación del consejero de Obras Públicas, José Luis Gochicoa (PRC), como sí viene haciendo Revilla. «No estoy acostumbrado a utilizar este tipo de términos», dijo el vicepresidente. Más allá de que el comentario se pueda interpretar más como un acto de prudencia que como un quiebro para no salir en defensa del regionalista, lo cierto es que el tono de Zuloaga ayer no fue el mismo que el de la semana anterior. La piña del bipartito a la hora de afrontar este asunto se ha roto y los socialistas han levantado una barrera de contención para evitar que la mancha de contaminación que afecta a un área de su socio de gobierno les llegue a manchar también a ellos. A tres meses de la cita con las urnas, que quede claro que Obras Públicas es de los de Revilla.
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Daniel Martínez
Zuloaga no dio detalles sobre el contenido del sumario y recordó que es el Servicio Jurídico, dependiente del área regionalista, el que lo está analizando. Porque aunque el que está personado en el caso es el Gobierno de Cantabria –en su conjunto–, quien tiene los 4.080 folios es Presidencia. Por eso aclaró que recae sobre Revilla la responsabilidad de dar las explicaciones al respecto.
Según el auto de entrada en prisión del jefe de servicio de Carreteras Autonómicas, las irregularidades se remontan, al menos, a hace diez años y se han producido en «una Consejería que ha tenido siempre diferentes titulares del PRC y del PP de Cantabria», como quiso subrayar el socialista. También prefirió dejar a Gochicoa la respuesta a la pregunta sobre si resulta o no dudoso que tres empresas se llevaran tal porcentaje de adjudicaciones del departamento de Obras Públicas.
La oposición ha recordado en los últimos días la contundencia de Revilla con el asunto de Alicia Renedo, ya que el presidente pidió públicamente su dimisión –como finalmente ocurrió– el mismo día en que se conoció la noticia, frente a su actitud con el caso de Carreteras. Ocho días después de que se destapara con los registros a la sede de Obras Públicas, a las empresas y a los domicilios de los implicados, esta operación policial aún no ha derivado en dimisiones. Esa doble vara de medir –las prisas y la mucha contundencia con lo pequeño y la poca con lo grande, que es como interpretan los socialistas la reacción del presidente– también incomoda al PSOE.
Zuloaga insistió en que lo ocurrido en la presunta trama de corrupción destapada por la UDEF y la Agencia Tributaria basada en la adjudicación de obras de carreteras nada tiene que ver con lo ocurrido con la ya exdirectora de Juventud, Alicia Renedo: «Son casos completamente diferentes. No hay prisma que pueda permitir compararlos».
Como ya adelantó El Diario Montañés, el vicepresidente confirmó ayer que se ha incoado un expediente tras un primer informe técnico que detecta «al menos una infracción» en la actuación de Renedo. En cualquier caso, quiso dejar claro Zuloaga que «no hay ninguna trama que tenga que ver con las actuaciones desde la Dirección General de Juventud y se señala solo un posible error en la tramitación de un expediente de adjudicación de un servicio que nunca ha sido cuestionado por importe 1.580 euros». «Es absolutamente diferente la escala y la magnitud», concluyó.
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