Un año para recuperar la sonrisa
Misión cumplida. ·
El Racing resurge en la segunda vuelta para aferrarse con fuerza al fútbol profesional y lograr la permanencia a falta de dos jornadas para finalizar la LigaSecciones
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Misión cumplida. ·
El Racing resurge en la segunda vuelta para aferrarse con fuerza al fútbol profesional y lograr la permanencia a falta de dos jornadas para finalizar la LigaNi el VAR, ni los penaltis fallados ni las expulsiones ni las lesiones. Nada lo ha frenado. El Racing ha sorteado todos los obstáculos como un avezado atleta en una carrera de saltos para llegar a su meta, la permanencia. Y lo ha logrado 31 ... años después, porque la última vez que los cántabros celebraron una salvación en esta categoría fue en 1992. Los verdiblancos resurgieron en la segunda vuelta y lograron una merecida salvación, por una vez sin un agónico desenlace y sin tener que jugársela a todo o nada en la última jornada. Y eso que los racinguistas saben bien lo que es poner a prueba su salud cardíaca a base de padecer lo indecible en los últimos años para lograr sacar la cabeza del pozo de una Segunda B que ya no existe y que ahora se llama Primera RFEF. De sufrir para sacudirse el barro. Pero esta temporada ha tenido un epílogo feliz. Eso es lo que cuenta.
Y ese desenlace se logró ayer. En casa. Ante su gente. Después de ganar al Eibar en los Campos de Sport. Tres puntos de oro que valen una temporada más en Segunda División. Un horizonte que no se veía nada claro en algunos tramos de la campaña. Sobre todo porque el equipo, en su regreso a la categoría, arrancó con un saldo de cuatro derrotas consecutivas. Cero puntos de 12 posibles y un partido sonrojante en Tenerife. Los nubarrones empezaban a asomar en el horizonte para Guillermo Fernández Romo, que era quien estaba en el banquillo, y también para los racinguistas, que no podían evitar resucitar viejos fantasmas del pasado.
Pero entonces el Racing mejoró. Le ganó 0-2 al Sporting y la vida comenzó a verse de otra manera. Salvo una derrota contra el Eibar, los de Romo encadenaron siete jornadas sin perder. Y fue entonces cuando llegó de nuevo el temor. En noviembre el equipo atravesó un bache de cinco derrotas consecutivas. Tres, ante rivales directos. 18 puntos perdidos. Justo el mismo número que rezaba en el casillero de los verdiblancos, 18. Un pobre saldo que colocó a los cántabros en puestos de descenso.
🤤 Yo siento cosas viendo esto. ¿Vosotros? #RacingEibar pic.twitter.com/99xpgZRSnR
— Real Racing Club (@realracingclub) May 14, 2023
El racinguismo presagiaba ya lo peor, y la alegría del curso pasado con el ascenso comenzó a tornarse temor a no poder alcanzar el objetivo esta temporada y mantener la categoría. El partido ante el Mirandés fue la puntilla (1-2) para Romo. La propiedad consideró que era ya un modelo agotado y fue destituido. Un técnico más a la trituradora. Y es que su salida perpetuó la nefasta racha de entrenadores del Racing, ya que el club no ha conseguido que el mismo técnico permanezca en el banquillo durante dos temporadas completas desde que lo hizo Félix Bardera 'Felines' entre 1990 y 1992.
Pero en el fútbol, como en la vida, a veces es necesario tocar fondo para hacer autocrítica, mejorar y luchar por resurgir. Mejor. Más fuerte. Así que Mikel Martija, el director deportivo del equipo, se puso manos a la obra para buscar sustituto. Y en esas, un martes y trece de diciembre, el club hizo oficial la contratación de José Alberto. La fecha es considerada por la cultura popular como el día de la mala suerte por excelencia, pero para el Racing ha sido todo lo contrario. El técnico asturiano se convirtió en un salvavidas para los verdiblancos y logró engarzar la fe de un equipo y una afición que creyó hasta el final para asirse férreamente a la categoría. Tanto, que el Racing se convirtió en el segundo mejor equipo de la segunda vuelta, sólo superado por el Granada.
José Alberto debutó con victoria ante el Cartagena (0-3) y dio otro aire al equipo. Le pegó un buen meneo al once y el grupo respondió. Algunos jugadores perdieron protagonismo y otros emergieron en el rol de actor principal. Eso sí, todos se adaptaron al nuevo técnico a una velocidad de vértigo. La prueba es que el Racing cambió de cara ante los cartageneros. Dejó de ser el soso y gris Clark Kent para salir convertido en Súperman en una fracción de segundo. Con goleada incluida para terminar la primera vuelta, y el año, por fin fuera de los puestos de descenso. El buen momento verdiblanco se tradujo en unas expectativas cada vez mejores. Comenzaba la recuperación.
A su vez abría la persiana el mercado de invierno. Le tocaba a Mikel Martija hacer un buen trabajo en la carrera de las rebajas de enero, y las palabras 'gol' y 'delantero' eran un imperativo para un equipo con un gran borrón en su expediente: la alarmante falta de pólvora de sus atacantes. Se dio la baja a Alfon, se cedió a Camus y llegó Marco Sangalli, pero además del extremo, el racinguismo pedía exigente un goleador. Solventar el problema de la delantera. El último día de mercado, casi sobre la bocina, como ya es tradición en el Racing, llegó Roko Baturina. El jugador venía cedido por el Ferencvaros húngaro hasta final de temporada con una opción de compra para los verdiblancos.
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A pesar de los miedos y recelos de los racinguistas por ser un futbolista de una liga extranjera y no demasiado contrastado, el croata se convirtió con el paso de las jornadas en uno de los activos más valiosos del equipo y logró granjearse el cariño de la afición, que incluso le dedicaba una canción cada vez que salía al campo. La apuesta salió bien. Todo al verde y blanco. Baturina resultó el mejor fichaje del mercado de invierno en el puesto de delantero; con más goles que Villalibre y Karrikaburu, los nombres por los que en su momento suspiró el Racing y también el resto de equipos de Segunda División.
Ayer, cuando el árbitro pitó y finalizó el partido, las más de 15.000 personas que acudieron al estadio se volvieron locas. Tocaba celebrar, y con ganas. El racinguismo fue el combustible que propulsó a los jugadores. Una afición de Primera que merecía disfrutar un año más en el fútbol profesional.
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