![La música del fútbol](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2024/09/14/racing-sufri-kCsG-U2201228138951QTD-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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Si algo está perfecto como está… ¿para qué ponerle salsa? Bueno, salsa no, tecno-rumba o lo que sea esa 'Potra salvaje' que estaba pinchando una dj en los Campos de Sport antes de que empezase el partido del sábado.
Y sí, es fantástico que ... el club organice actividades, que intente mejorar el espectáculo y que todo el mundo se lo pase bien, pero… es que un partido del Racing ya es una fiesta. Sobre todo este año, con la bandera verdiblanca en el tercer asta de la hilera de tribuna este. Si además se ha colgado el cartel de «No hay billetes» y, sobre todo, el visitante es el Sporting, es decir, el partido es un clásico con sabor a Primera División, poco más va a hacer falta.
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Aser Falagán
Aser Falagán
Porque el fútbol tiene su propia música. A veces es de viento, a veces atronadora y otras tan sutil que cuesta percibirla, pero que la megafonía de un estadio acalle la expresión popular del sentimiento de los aficionados es pegarse un tiro en el pie. Un disgusto innecesario para la dj, que no entendería por qué la gente no la hacía caso si lo estaba haciendo bien –y lo hacía muy bien, la verdad–, y una molestia para los 'malditos', a los que además de agradecerles todo lo que animan, hay que respetarles. Ese 'ruido' que hacen no tiene precio. No lo tapen, por favor.
Porque tampoco hace falta fijarse demasiado para apreciar la banda sonora que El Sardinero pone a cada partido. Todo un espectáculo de los que te encienden el alma racinguista. Y sin megafonía, a puro pulmón. Desde el himno oficioso del club, 'La fuente de Cacho' –¿por qué no lo hacen oficial, si el otro ya no es que no lo cantemos, es que no se lo sabe nadie?–, la grada no calla ni un minuto.
Ayer la Gradona entonó sus hits de siempre, desde el 'Hoy te he venido a ver' o el 'Y dale, y dale, y dale Racing dale' hasta algunas caras B, como el 'Me lo dijo una gitana'. O el éxito de la pasada temporada, que todavía sigue de moda: 'Una ilusión nos persigue'. Y todo eso, sin necesidad de pinchadiscos. El sábado, claro, tampoco faltó algún recado para la afición rival, pero por suerte la cosa no fue a mayores.
Sin embargo, no solo la grada de animación puso sonido al encuentro. Los 'huys', los suspiros, los lamentos, las protestas, las imprecaciones al árbitro o a algún rival dieron vida a un encuentro que fue más vibrante que brillante. La afición apretó, animó y dio color. Sin esa pista sonora, el fútbol no tiene sentido. A ver si no por qué está el club quitando los cristales de los palcos… El fútbol sin el rugido del público no es el mismo espectáculo.
La apoteosis animadora llegó con un 'Vamos, vamos, Racing Santander' que contagió a todo el estadio. Y también hubo gritos de terror y psicosis en el descuento cuando achuchaba de verdad el Sporting, y los nuestros solo podían achicar balones, esperando que escampara la tormenta. O esa otra música, más rudimentaria, pero la más esperada, de los tres pitidos finales que nos ponían líderes, y desataban el delirio entre los racinguistas. Eso sí que era música… celestial.
Eso sí, el 'minuto de oro' fue el noventa, con todo un clásico: 'Volveremos, volveremos otra vez, volveremos a Primera, como en el noventa y tres'. No sé qué habrá soñado Serafín al respecto, pero lo mismo esa canción también es profética. Ojalá.
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