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Setenta y cuatro años de producción dan para mucho. Aunque si se echa la vista atrás, la trayectoria de Sniace se asemeja al recorrido de una montaña rusa, donde las subidas y épocas de bonanza siempre han ido aparejadas a bruscos descensos con tremendos golpes, sobre todo, para los trabajadores. Fundada el 1 de diciembre de 1939, la Sociedad Nacional de Industrias y Aplicaciones de Celulosa pronto fue conocida como Sniace. Tardó siete años en comenzar a producir y así continuó, aunque con interrupciones temporales, hasta este año. La historia más reciente siempre ha estado salpicada de sobresaltos. Las últimas generaciones de trabajadores -llegó a tener más de cuatro mil- se acostumbraron a los respingos y batacazos. Aun así, nunca dejaron de luchar.
El comienzo del declive puede situarse a finales de 2012. El gobierno de Mariano Rajoy anuncia el recorte a las cogeneraciones, lo que popularmente se conoció como el 'céntimo verde'. El 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, Blas Mezquita anuncia un Expediente de Regulación Temporal de Empleo de 6 meses. Ese año Sniace perdería 21,6 millones. 2013 no fue bueno. En enero concluyen las negociaciones y se aplica el ERTE que afecta a la mitad de la plantilla con el cierre de la planta de Viscocel. El bombazo llegó en agosto en forma de Expediente de Regulación de Empleo -de extinción total- para toda la plantilla. En asamblea y a mano alzada, los trabajadores no aceptan las condiciones del ERE (afectaba a 270 trabajadores) y la empresa despide a todos. Ese mismo año, la dirección, que estaba en manos de Miguel Gómez de Liaño -Blas Mezquita había sufrido un infarto-, presenta un concurso voluntario de acreedores. Mezquita se recupera y retoma el control de la compañía en 2014. La administración concursal reconoce una deuda de 196 millones. Se hace público que Mezquita y Gómez de Liaño habían cobrado 796.000 euros el año anterior con la fábrica casi sin actividad. La Audiencia Nacional ratifica el ERE de extinción para toda la plantilla, aunque los trabajadores recurren ante el Tribunal Supremo. El Gobierno del Partido Popular hace efectivo el cambio de límites de sulfuro de carbono en las emisiones, lo que complica aún más el futuro. Sin ese permiso Sniace no podría arrancar de nuevo. En octubre se firma un acuerdo laboral para poder presentar un plan de viabilidad a la junta de acreedores, que contempla la readmisión de toda la plantilla despedida.
14 de enero de 2013: Concluyen las negociaciones y se aplica un ERTE a la mitad de la plantilla. Se cierra Viscocel.
19 de agosto de 2013: Sniace presenta un ERE de extinción para toda la plantilla. Los trabajadores no lo aceptan y el Consejo despide a todos.
21 de febrero de 2014: La administración concursal reconoce una deuda total de 196 millones de euros.
10 de julio de 2014: La Audiencia Nacional ratifica el ERE de extinción para toda la plantilla. Los trabajadores recurren ante el Tribunal Supremo.
18 de marzo de 2018: Sniace anuncia una tercera ampliación de capital por 30 millones de euros.
14 de junio de 2018: La falta de liquidez paraliza la producción. Aunque durante los seis primeros meses las pérdidas ascienden a 8,3 millones, el ejercicio final se cierra con 2,9 negativos
24 de abril de 2019: Sniace anuncia la cuarta ampliación de capital por un valor de 32,6 millones de euros.
23 de diciembre de 2019: La compañía presenta un ERTE para 229 trabajadores y un año de duración. El último mazazo antes del anuncio del cierre total de este jueves
2015 tampoco mejora, aunque Sniace consigue salir adelante tras conseguir el visto bueno a la propuesta de convenio de acreedores, que contempla una quita del 90% y una espera para el cobro de siete años. Ese ejercicio la compañía cierra con pérdidas: 11,2 millones. Blas Mezquita está en la cuerda floja, a punto de salir, pero horas antes de iniciarse la Junta General de Accionistas, recibe el apoyo del gobierno regional (PRC-PSOE) y continúa como presidente. USO, segundo sindicato en la compañía, pide en el juzgado la inhabilitación de Mezquita y sus consejeros. Ese año se cierra con unas pérdidas de 11 millones. Los trabajadores critican que el presidente, aun así, mantenga su sueldo de 366.000 euros.
En marzo de 2016 Sniace vuelve a cotizar en bolsa, pero la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) autoriza el regreso con severas advertencias a los accionistas. Un mes después, la CNMV permite la primera ampliación de capital. Mezquita anuncia que no revertirá los despidos de 2013 como contemplaba el plan de viabilidad. El presidente vende el 26% de sus títulos durante el proceso.
El Tribunal Supremo homologa el acuerdo entre Sniace y la mayoría del comité de empresa y se da por cerrado el ERE de extinción para los 440 trabajadores. 2017 comienza de la misma forma que los anteriores: la compañía perdió el año anterior 7,8 millones. El Consejo reacciona y anuncia la segunda ampliación de capital por 11,6 millones. El máximo accionista, Félix Revuelta, anuncia en junio su dimisión de la junta de gobierno de la fábrica. En septiembre, se reinicia la producción.
La historia se repite un año después. El Consejo anuncia una tercera ampliación de capital. Esta vez por 30 millones de euros, aunque la falta de liquidez paraliza la producción. Mezquita es cesado como presidente en enero del año pasado y le sustituye Gema Díaz Real. El comienzo, como marca la tradición, fue con pérdidas (2,9 millones) y una nueva ampliación de capital (la cuarta), que por primera vez no se cubre por completo. Un ejercicio que terminó este pasado diciembre con el anuncio de un nuevo mazazo para los trabajadores. Un ERTE para 2020 que afectaría a 229 trabajadores. Enero y febrero tampoco han traído buenas noticias. La gestora de la planta de cogeneración rompe el contrato por el cese de las ayudas gubernamentales, Sniace no puede hacer frente a los pagos y anuncia este jueves el cierre definitivo de la planta de Torrelavega.
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Álvaro Machín | Santander
Guillermo Balbona | Santander
Sócrates Sánchez y Clara Privé (Diseño) | Santander
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