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«La estructura familiar es la que nos hace diferente, no solo de las empresas, sino de otras familias», con esas palabras ha abierto su intervención, José Ramón Álvarez, presidente del Grupo Armando Álvarez, cuyo origen se sitúa en Torrelavega. En un repaso por la historia familiar y empresarial del grupo, un vínculo inquebrantable, y que ha sido la base fundamental para llegar hasta hoy día.
Álvarez ha puesto ejemplos cercanos para que los presentes entiendan de forma más práctica lo que contaba. Uno de los aspectos más complicados que puede llegar en una empresa multinacional es cuando pasar el legado a la siguiente generación. «Dar este paso es complicado para algunos, como el presidente de Estados Unidos, que no gestionó demasiado bien el paso a Kamala Harris. La ficción americana ha tratado mucho la cultura de una empresa familiar y las luchas de poder internas por hacerse con la corona», ha subrayado.
En el lado opuesto, el presidente de Armando Álvarez ha puesto el ejemplo del equipo japonés de relevos 4 × 100 metros en los Juegos Olímpicos. «El equipo más lento de esa final se llevó la medalla de plata, no eran los más rápidos, pero pasaron muchos meses ensayando una forma innovadora de pasarse el testigo e hicieron historia. Nuestro objetivo no ha sido ser los más grandes, pero sí ser lo mejores o al menos intentarlo».
Para llevar a cabo ese crecimiento, siempre han tenido en su mira la expansión nacional y la reinversión de beneficios, algo que les llevó en 2014 a dar el salto a Estados Unidos y convertirse con todas las letras en una multinacional. Esa misión la ha liderado su hijo Pepe Álvarez, presidente de SPR Packaging LLC, que cruzó el charco para «demostrar su potencial y comerse el mundo».
Aunque sus inicios en la empresa nunca fueron fáciles porque tuvo que ganarse, a base de trabajo, la confianza de su padre: «Tenía claro que tenia que destacar, llegar antes que él a la fabrica para hacerle cambiar de idea sobre mi compromiso». Ese empeño lo trasladó consigo, años después, cuando viajó a Estados Unidos. «El fracaso no estaba en mi plan, tuvimos que pasar por momentos muy delicados para llegar hasta el día de hoy, donde hemos logrado multiplicar por cinco la facturación anual y multiplicar por cuatro la capacidad productiva», ha destacado.
El broche final al repaso de la trayectoria familiar la pondría Ana Álvarez, vicepresidenta del Grupo Armando Álvarez y responsable de sostenibilidad de la empresa. «En 2018, el plástico se convirtió en el malo de la película. Con las nuevas regulaciones los clientes buscaban alternativas, ya que no querían saber nada del plástico», ha relatado.
Ante esa situación, tuvo que tomar las riendas para responder ante un riesgo que podía poner en peligro el futuro de la empresa. «Hubo que hacer un trabajo muy intenso para demostrar que el plástico es nuestro aliado y no un enemigo, con la ayuda de dos empresas externas pudimos demostrar el ciclo de vida del plástico y la huella de carbono que genera y desmontar todos esos prejuicios que se le habían achacado».
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