Foro de ideas y espejo de un siglo

La fundación del Ateneo fue consecuencia del estímulo de varias personalidades locales vinculadas a diversas entidades. En el domicilio de Gabriel María de Pombo, el «intelectual elegante de Santander», el 30 de enero de 1914, se dio forma a la idea de fundar «la casa de la intelectualidad montañesa». En la novela Virginia o el interior del mundo, de Álvaro Pombo, se dice: «Gabriel no se propone cambiar la sociedad en que vivimos: como mucho se propone ilustrarla, mejorarla mediante una educación estética: más bibliotecas, más conciertos en Santander y también más partidos de tenis y de polo». El 29 de julio de ese mismo año se produjo la inauguración oficial, en el teatro Principal, con la presencia del rey Alfonso XIII. Pombo presidió el Ateneo entre 1914 y 1932 y entre 1934 y 1936. Una de las cosas que apoyó fueron las exposiciones artísticas y la confluencia de variadas opiniones en el foro ateneísta.

Tuvo la suerte el Ateneo de Santander de contar desde su fundación con Enrique Menéndez Pelayo, que se hallaba, en el proceso de una progresiva ceguera, organizando el inmenso legado de don Marcelino. En mayo de 1915 leyó en el Ateneo algunos poemas, y en abril de 1921 participó en una velada en honor de Zorrilla. Estanislao Abarca, otro socio fundador, presidió la comisión para el traslado de la sede de la entidad a un local de la calle del Arcillero, esquina con la calle San José, donde había estado el teatro Principal. Buenaventura Rodríguez Parets pronunció la conferencia 'Condición jurídica de la mujer española', el 8 de noviembre de 1915, que sin duda coloca a su autor como uno de los precursores del feminismo en España.

Otros socios fundadores de la entidad fueron Gerardo de Alvear, José Montero, Victoriano Sánchez, Eusebio Sierra y Ramón de Solano, además de Pombo. En 1919 pronunció Gerardo Diego sus conferencias sobre la poesía nueva, hito en la literatura española.

Durante la II República se vivió una politización cada vez más clara del Ateneo, en unos años convulsos de crecientes extremismos. Tras la guerra y la entrada del ejército nacional en Santander, se creó una comisión reorganizadora presidida por el abogado y escritor Francisco Cubría, con el fin de que la entidad reanudara sus actividades bajo el aparato del nuevo estado. En enero de 1939 Cubría exhortó «a todos a poner de su parte todo lo posible por activar la vida cultural de la Sociedad».

Fernando Barreda presidió el Ateneo entre 1941 y 1960. Asumió la adquisición de un nuevo local, tras el incendio de 1941 que había dejado muy dañada la sede de la calle San José, en un edificio propiedad de Fernando Calderón. El nuevo domicilio estuvo unos años, a partir de 1950, en la calle Los Escalantes, número 5. El Ateneo adquirió en 1951 un solar en lo que iba a ser la Plaza Porticada, que se inauguraría en enero de 1961, ya bajo la presidencia de Ignacio Aguilera, hombre de letras, investigador e incansable conversador, cuyo nombre está unido a entidades como la Biblioteca Menéndez Pelayo, el Centro Coordinador de Bibliotecas o la UIMP. Aguilera animó entre 1961 y 1967 el Cine Club, los conciertos musicales, la revista hablada La Tertulia y las representaciones teatrales. Tras las presidencias de Julio Picatoste Patiño y José Ramón Martínez Hernani, Aguilera fue de nuevo elegido presidente en 1973; poco más tarde se iniciaron los premios de Novela Ateneo de Santander, auspiciados por Eulalio Ferrer.

Ya en tiempos democráticos, los presidentes del Ateneo han sido, sucesivamente, Manuel Pereda de la Reguera, Antonio Zúñiga, Segundo López Vélez, Mercedes García-Mendoza, Carlos Galán y Manuel Ángel Castañeda que, con sus respectivas juntas y secciones, han acogido y propuesto numerosas actividades en las sedes de la plaza Porticada y, más tarde, de la calle Gómez Oreña esquina con Pedrueca. Curiosamente, la sede actual, proyecto original de Deogracias Mariano Lastra, es la que estaba prevista para el Ateneo Popular, otra importante entidad cultural que en cierta manera rivalizó con el Ateneo de Santander hasta los años treinta.

El Ateneo organizó, sobre todo en sus primeras décadas, actividades expositivas de importancia, muestras colectivas, como la Exposición de Artistas Montañeses (1918), inaugurada por los reyes, o la Exposición de Arte Regional (1932). De esta manera, a través de estas y otras convocatorias, el Ateneo ha acabado reuniendo un importante fondo artístico, con obras de Francisco Iturrino, Agustín de Riancho, Pancho Cossío, Gerardo de Alvear, Victorio Macho, Ricardo Bernardo, José Villalobos, Julio de Pablo, Eduardo Sanz, Miguel Vázquez, Gloria Torner y Xesús Vázquez, entre otros. En agosto de 1989, con motivo de los 75 años de la entidad, se expuso una selección de fondos artísticos en el Palacete del Embarcadero, comisariada por el añorado Javier Casanueva. En este mismo escenario se organizó otra exposición sobre su historia, con motivo de su centenario en 2014.