Están hechas para destruir, pero también hay armas de creación masiva. La fábrica de La Naval, nacida para satisfacer la demanda bélica de una época, también produjo cañones y munición de empleo, desarrollo, riqueza y modernidad. Su más que centenaria historia permanece unida como uña ... y carne al progreso de la población de Reinosa y la comarca de Campoo.
Cuando en 1898 la flota española se fue a pique en la guerra de Cuba, se puso en marcha un plan para la marina española que contemplaba la construcción de 3 acorazados, 3 cañoneros, 3 destructores, 28 torpederos y 28 submarinos. En 1908 la Sociedad Española de Construcción Naval (SECN), creada ese mismo año con capital español y británico, consiguió la adjudicación de ese contrato. Al frente de esta empresa se encontraba Tomás de Zubiría e Ybarra que desempeñó un papel importante para poner en funcionamiento la fábrica de Reinosa. Con el estallido de la I Guerra Mundial (1914) el Gobierno amplió la petición de unidades navales, lo que evidenció la necesidad de una gran acería para todo tipo de piezas de artillería que acometiera todos los procesos de producción: fundir, forjar, mecanizar, ajustar y montar. El lugar para crear esta nueva fábrica fue Reinosa. Los argumentos de Zubiría para convencer a sus socios de la idoneidad de su localización se basaron en las bajas temperaturas que neutralizaban las inclusiones de hidrógeno en el acero, la abundancia y calidad del agua, las buenas comunicaciones, la situación geográfica fuera del alcance de la artillería que entonces pudiera dispararse desde el mar, y la eficacia y competencia de los obreros de la comarca.
Un arranque con fuerza
La fábrica se instaló sobre aproximadamente un millón de metros cuadrados en el Campo de la Vega, perteneciente a los ayuntamientos de Reinosa y Campoo de Enmedio. Comenzó a construirse en mayo de 1918, con Alejandro Calonge como primer director. Desde ese año se comenzó a contratar trabajadores que, a finales de 1920, cuando el taller de fundición comenzó su actividad, eran 613. Dos años después se incrementarían hasta los 1.211. La Naval de Reinosa arrancó con fuerza, igual que el grupo al que pertenecía la factoría que amplió su negocio hacia la construcción naval y la electricidad industrial, sin dejar el armamento. La guerra de África también avivó la producción de bombas, obuses y cañones.
En estos primeros años La Naval, como sucedió con la economía española, experimentó una etapa de crecimiento acelerado. La fábrica llegó a saturar su capacidad productiva e incrementó su plantilla hasta los 2.000 trabajadores.
Posteriormente surgiría la grave crisis de la Gran Depresión que se prolongaría durante los años treinta y que incidió notablemente en el sector naval y en la plantilla de trabajadores al disminuir por debajo del millar. Consolidada en la fabricación de todo tipo de aceros para barcos, aviones, automóviles, ferrocarriles y material bélico, la guerra del 36 en España, lejos de deteriorar su producción, la intensificó por la demanda de material armamentístico.
Entre los años 40 y 60 la evolución de la factoría fue paradójicamente opuesta a la que experimentó el país. El aislamiento exterior de la posguerra supone una crisis generalizada en el país, pero La Naval, sin competencia, lo aprovecha y se hace con el mercado nacional. También impulsó la investigación creando en 1950 un departamento que hoy llamaríamos de I+D+i, el primero en España de estas características. La plantilla creció hasta los 2.200 trabajadores hasta que, en los años 60, con la apertura internacional, se resiente con la competencia del material bélico que los Estados Unidos suministra a España, planteando la necesidad de abrirse a la internacionalización, a la vez que busca especializarse en nuevos productos, como las hélices o los bienes de equipo.
La entrada de capital público, tras su integración en Astilleros Españoles (AESA) potenciará su actividad y en 1974 la plantilla de la fábrica supera los 2.600 trabajadores. Fue el momento álgido antes de comenzar a sufrir la crisis del petróleo.
Fueron diez años de estancamiento industrial que afectaría sobre todo a la siderurgia y a la construcción naval. En este proceso, y como necesidad de adaptación, la factoría de Reinosa se constituyó en 1981 en sociedad independiente con el nombre de Forjas y Aceros de Reinosa S. A. (Foarsa).
Los sucesos de 1987
La entrada de España en la Comunidad Económica Europea (CEE) causó un duro ajuste en la industria. La plantilla sufrió un duro revés y los trabajadores retuvieron en la fábrica al expresidente de Foarsa, Enrique Antolín, que había dejado el puesto para ser miembro del Gobierno vasco. La intervención de la Guardia Civil rescatándole y la respuesta de los trabajadores cortando las comunicaciones produjeron graves conflictos con ocupación de tanquetas en la ciudad. Hubo varios heridos y un trabajador fallecido. Aquellos incidentes no evitarían el proceso de reconversión industrial.
Entidades centenarias-120 años El Diario Montañés
En 1991, condicionados por las normativas europeas, los dos fabricantes principales de aceros especiales, Acenor y Foarsa se fusionaron para crear Sidenor, S.A. y acometer otra importante reconversión que redujo la plantilla a 900 personas en 1995, año a partir del que se produciría un periodo de expansión hasta 2007 marcado por la internacionalización de la empresa que no podrá evitar otra importante crisis dejando en 2017 la plantilla de la fábrica en 620 empleados. En 2019, Sidenor vendió la planta de Reinosa al grupo multinacional NFL y en junio de 2021 los nuevos propietarios presentaron su nueva imagen: Forgings & Casting. Su presidente, Bruce Liimatainen, ha afirmado que Reinosa será cabecera de un proyecto ambicioso: «Aquí se tomarán las decisiones estratégicas», aseguró. La crisis energética derivada de la guerra de Ucrania y el carácter electrointensivo de la empresa convierte el proyecto en un verdadero reto. Pero la fábrica de Reinosa está bien curtida, no en vano ha superado la Gran Depresión, la guerra civil, la posguerra, la crisis del petróleo y la dura reconversión industrial. Y sigue armada para crear.
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