La huella más sólida y perenne

Las obras de Hormaechea y su visión de futuro son el legado que nos deja a los santanderinos y cántabros. Alcalde de Santander entre 1979 y 1987, durante su mandato la ciudad consiguió, entre otras muchas cosas, incorporar a su patrimonio el Parque de Mataleñas y la península de la Magdalena. Ya desde el Gobierno de Cantabria ideó y dirigió las obras de Cabárceno que hoy es uno de los más importantes recursos turísticos de Cantabria, renovó el proyecto del Palacio de Festivales para hacer un digno teatro del que se carecía, llevó a cabo un ambicioso plan de ensanchamiento de las carreteras y la compra de uno de los mejores sementales de raza frisona del mundo, el famoso toro Sultán, «el toro del millón de dólares» con el que consiguió una importante mejora de nuestra ganadería.

Hormaechea rindió tributo a su genialidad con un enérgico temperamento. No encajaba bien las críticas. Tuve la experiencia de ser su jefe prensa y comprobé que no supo desenvolverse entre los entramados de la Administración autonómica. Cometió el gran error de arremeter contra dos estamentos intocables: los jueces y los periodistas. Su retirada de la política no fue la más digna, y acaso la sensación de frustración al no poder reponer su honor, fue una deuda pendiente que sus obras y la profunda huella que nos dejan absolverán para siempre.

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