Golfo Pérsico Los robots ganan las carreras del desierto
Se han mejorado los jinetes mecánicos de camellos de carreras. Son más ligeros, funcionan por voz y llevan un pequeño motor que activa la fusta con la que azotan al animal.
Miércoles, 28 de Julio 2021
Tiempo de lectura: 2 min
Eran niños muy pequeños, algunos tenían solo cuatro años. Y cuanto más menudos, mejor; por eso les hacían pasar hambre. Eran niños-jinetes, muy demandados por los dueños de camellos de carreras, unas competiciones muy arraigadas en los países del Golfo Pérsico. Ganarlas da un enorme prestigio, por eso a los niños jinetes se les exigía poco peso y por eso también se traficaba con ellos. Los niños eran explotados y vendidos.
El drama de los jinetes de carreras de camellos terminó cuando las protestas por aquellos abusos hicieron que los países del golfo Pérsico aceptaran la prohibición del uso de niños en las carreras de camellos. Desde 2005, los que montan los camellos de carreras son robots.
No ha sido fácil dar con el modelo adecuado. Los animales desconfiaban y se asustaban con los primeros jinetes mecánicos. Los modelos iniciales incorporaban un maniquí de medio cuerpo y aspecto humanoide, con gorra, gafas de sol y brazos. Para evitar el rechazo de los animales, incluso los rociaron con perfumes que les recordaran a los animales el olor de sus antiguos jinetes humanos para que los camellos no extrañaran a los robots. Ese primer modelo –en el que los jeques se dejaron un dineral– llamado Kamel y fabricado en Suiza, no prosperó: pesaba demasiado, entre 16 y 18 kilos.
Los primeros robots, que sustituyen a niños, tenían aspecto y olor humanos
Los nuevos robots son más ligeros (pesan unos dos kilos) y más sencillos. Llevan un motorcito, un walkie talkie y una fusta. A los robots los manejan los dueños de los camellos, que circulan en coche en paralelo a la pista de carreras activando la fusta con su voz a través del walkie talkie.
Lo moderno y lo antiguo
Así ha sido durante los seis kilómetros de la carrera Al Marmoom Heritage Festival, que se celebra en Dubái. Cuando finaliza la competición se realiza un control anti-doping, tecnológico por supuesto, a los jinetes: se desmontan los robots para comprobar que no contienen mecanismos prohibidos que puedan lanzar descargas eléctricas sobre los camellos para estimular su galope.
Al camello ganador le embadurnan la cabeza con agua y azafrán porque así lo marca la tradición. Estas carreras combinan la tecnología moderna y lo milenario: se celebran desde el siglo VII, aunque ahora con algunos cambios: se ha prescindido de los niños famélicos.
-
1 ¿Cómo han convertido las adolescentes la medicina estética en algo tan habitual como ir a la peluquería?
-
2 Tres propuestas para que tu dieta antiinflamatoria sea, además de saludable, sabrosa
-
3 Pódcast | Drogas, abortos, abusos... el dolor de Maria Callas en el rostro de Angelina Jolie
-
4 Cada vez más cerca del otro planeta 'habitado': así trabaja el telescopio Tess
-
5 Transnistria, un lugar atrapado en el tiempo (y muy apreciado por Putin)
-
1 ¿Cómo han convertido las adolescentes la medicina estética en algo tan habitual como ir a la peluquería?
-
2 Tres propuestas para que tu dieta antiinflamatoria sea, además de saludable, sabrosa
-
3 Pódcast | Drogas, abortos, abusos... el dolor de Maria Callas en el rostro de Angelina Jolie
-
4 Cada vez más cerca del otro planeta 'habitado': así trabaja el telescopio Tess
-
5 Transnistria, un lugar atrapado en el tiempo (y muy apreciado por Putin)