El más cotizado, el más rico, el más comercial... El mercado del arte, explicado en 7 artistas y 7 minutos
Jeff Koons ostenta el título de ser el artista vivo más cotizado porque ha vendido la obra más cara del mundo: 'Rabbit', una escultura por la que se pagaron 91 millones. Pero no es el más rico ni el que sube más en las 'apuestas' ni el que se ha hecho con una fortuna de manera más insólita... Te contamos quiénes triunfan en el mercado del arte y por qué.
Jueves, 23 de Noviembre 2023
Tiempo de lectura: 7 min
91 millones por una obra
Jeff Koons, el del conejo en la chistera
Los méritos del norteamericano Jeff Koons como artista pueden discutirse; lo que es indiscutible es que es quien mejor ha colocado sus obras en el mercado del arte. No sólo se pagaron 91 millones de dólares en 2019 por 'Rabbit', una escultura de acero inoxidable que recrea un hinchable de playa. Es que el precio estimado de cada una de sus creaciones oscila entre los 35 y los 55 millones. Eso sí, la producción de sus piezas, por su propia elaboración industrial y su absoluta perfección técnica, es muy cara. Además, Koons no 'hace' sus obras; cuenta con un equipo de decenas de profesionales en su estudio que analizan, miden, escanean, pintan... sus esculturas y sus enormes piezas pictóricas. De ahí que Koons no sea, ni con mucho, el artista que más dinero gana con su trabajo. Wealth X, una firma estadounidense que analiza las ganancias de los más ricos, cifra la fortuna personal de Koons en 200 millones, y gran parte proviene de sus incursiones directas en el mundo comercial, diseñando bolsos para Louis Vuitton o, ahora, un coche para BMW.
90 millones por un cuadro
David Hockney, el artista más cotizado... solo pintando
El segundo artista más cotizado del mundo es David Hockney. Lo que tiene un mérito añadido: lo ha logrado con una pintura y pintando él mismo, algo que en el siglo XXI es poco habitual. Noventa millones de dólares se pagaron en 2018 por Retrato de un artista, el cuadro que pintó en 1972 y que lo muestra a él mismo al borde de una piscina turquesa mirando, melancólico, a un examante. Hockney fue uno de los pocos artistas abiertamente gay que, en los años 60 y 70, hizo de su estilo de vida, entonces controvertido, el tema de su obra. Eso y la luz de California (a la que llegó 'huyendo' de su Gran Bretaña natal) que inunda sus cuadros definen su obra y, a sus 84 años, le valen el título, para muchos críticos de arte, del pintor más relevante de su generación. Pero Hockney tampoco es el más rico de su disciplina y no entra ni de lejos en el top ten de millonarios del arte. En su caso, los millonarios son los que compraron su obra a tiempo... Los 90 millones de Retrato de un artista los cobró Joe Lewis, un especulador financiero de la misma edad que Hockney, afincado en las Bahamas, con un centenar de empresas en paraísos fiscales, y gran coleccionista de obras de arte; entre ellas, las de un joven Hockney. Lo que no se sabe es quién pagó los 90 millones.
46,3 millones en subasta
Gerhard Richter, ¿el más 'sobrevalorado'?
El alemán Gerhard Richter, de 89 años, puede disputarle el reconocimiento generacional a Hockney como mejor pintor, pero en cotización queda por detrás. Los 46,3 millones pagados en 2015 por su obra Abstraktes Bild lo sitúan en el tercer puesto. Aunque Richter es lo opuesto a Jeff Koons: suele considerar que su obra está sobrevalorada y cree que el valor del mercado no mide en absoluto el valor artístico. No en vano, su infancia la pasó entre el nazismo y el estalinismo y su primer trabajo fue como dibujante de panfletos comunistas en la Alemania del Este. Más tarde, la influencia del expresionismo, y sobre todo de Jackson Pollock, lo llevó a desarrollar su técnica característica: capas de óleo sobre lienzo, barridas con un cepillo de madera. Richter no colecciona arte. «Me gusta mirar pinturas—dice—, pero voy a los museos para hacerlo. No tengo que comprarlas».
220 millones por un lote de obras
Damien Hirst, el más rico
Es el Rey Midas del arte: todo lo que toca se convierte en oro. En 2008 vendió 223 lotes de obras de arte por 200 millones de dólares. Es el récord de la subasta más cara de un único artista (aunque no de una sola obra, que es de Koons). Y es el artista vivo más rico, con una fortuna personal que, según la fuente, oscila entre los 388 millones de dólares y los 560 millones. Con sus animales conservados en formol y sus pinturas de círculos de colores producidas en serie se ha colado en la historia del arte, pero, además, posee una valiosa colección personal; pocos tienen tan claro cómo funciona el negocio del arte.
Alguien como Hirst no podía quedar al margen de la nueva tendencia artística: los NFT (non fungible token). En julio pasado, el artista inglés nacido en Bristol anunció una singular colección de obras, The Currency Project, 10 mil pinturas en papel de tamaño A4, con sus tradicionales puntos de colores (que, como Koons, tampoco pinta él, sino su equipo), y que tienen un equivalente digital, un token. Por adquirir cada token se pagan 2000 dólares. Pasado un cierto tiempo, el comprador tiene que elegir si se queda con el token o con la obra en papel. Una de las dos se destruirá. Un maquiavélico juego con un montón de 'perversidades' monetarias y tecnológicas que garantizan su éxito. Ya se cotizan en millones, en valor de criptomonedas, claro. Pero Hirst va más allá; dice que ha creado una nueva moneda: esas 10 mil pinturas.
23,1 millones en plena pandemia
Banksy, el beneficiado por el coronavirus
La cotización de Banksy, el artista urbano devenido en fenómeno del siglo XXI, se ha disparado durante la pandemia. En marzo, la obra en la que homenajea a los sanitarios que luchan contra el coronavirus fue vendida por 23,1 millones de dólares. Banksy es un genio del marketing que no tiene reparo en destruir en directo una obra que acaba de subastar por un millón de euros, como hizo en 2018 con Niña con globo. Como sigue ocultando su identidad, no aparece en la lista de supermillonarios del arte, pero los coleccionistas todavía esperan que su obra dé mucho de sí. Y es que hasta la Niña con globo destruida se ha vuelto a subastar. El dispositivo diseñado por el artista para triturar el dibujo se atascó en mitad del proceso, por lo que quedó rasgada, aunque aún sostenida por el marco. Se vendió en octubre de 2021 en una subasta en Londres por 18,6 millones de libras (21,8 millones de euros). Banksy anunció un cambio de nombre de la obra tras el intento de destrucción. Ahora se llama El amor está en la papelera.
Lo de destruir obra está resultando muy 'inspirador': el año pasado una empresa llamada Injective Protocol compró una obra de Banksy llamada Morons, que satiriza una subasta de arte, por 95.000 dólares. Luego quemó la pieza en vivo en Twitter para que solo quedara una versión digital, un NFT. Luego sacó el NFT a subasta. Se vendió por 380.000 dólares.
39,6 millones por una obra de tradición oriental
Cui Ruzhuo, el aspirante a Picasso chino
Cui Ruzhuo es el artista chino que alcanzó el tercer puesto de las listas internacionales al vender su obra Las grandes montañas nevadas por 39,6 millones de dólares. Una pintura que mide más de 8 metros de ancho y 3 de alto y que utiliza motivos y técnicas tradicionales chinas. Ruzhuo nació en Beijing, se formó en Estados Unidos y regresó a China en los 90, decidido a convertirse en la gran referencia artística de su país. Donó 30 de sus pinturas al Museo Nacional de China, en una apuesta no sólo artística, sino comercial: «Espero que dentro de diez años los precios de mis pinturas superen los de Picasso y Van Gogh. Es el sueño de China». Cui, que es también un gran coleccionista, sigue siendo un desconocido en Occidente, eclipsado, sin duda, por otro artista chino: Ai Weiwei, mucho más mediático por su activismo social y político, pero sus obras todavía no han superado los cinco millones de dólares en las subastas.
39 millones por una bandera
Jasper Johns, el más caro por centímetro cuadrado
36 millones de dólares pagó un coleccionista en 2010 por las rayas y estrellas de Flag (Bandera) que Jasper Johns pintó en 1983, colocando al artista americano en el top 5 de artistas vivos más cotizados. Porque Jasper Johns sigue vivo y pintando a sus 91 años. Flag parte de una serie de cuarenta variaciones de la bandera norteamericana y batió otro récord: es la pintura más cara por centímetro cuadrado porque sólo mide 30 por 45 centímetros. Y otra marca batida por Johns: tener una fortuna personal de 300 millones de dólares, según Bloomberg, vendiendo únicamente pintura.
Pero el 'logro económico' de Johns palidece al lado del de David Choe, de 45 años, con una fortuna igual a la del clásico americano, pero por un mérito mucho más rocambolesco: se lo debe a Facebook. Y no, no a sus habilidades para promocionarse a través de la red social, sino a que fue el encargado de realizar los murales de sus primeras oficinas corporativas... y le pagaron con acciones de la compañía. El grafiti en cuestión no sólo le ha hecho ganar ya 200 millones de dólares, sino que sigue aumentado su valor... en Bolsa.
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