Recordando a 'El Gordo y El Flaco'

Oliver Hardy era 'El Gordo' y Stan Laurel 'El Flaco'. Respectivamente, ciudadanos estadounidense y británico. Dieron juntos los primeros pasos en los años veinte, demostrando muy pronto que tenían un talento enorme y buena química. Su gracia natural, que tantos millones de carcajadas ha provocado y provocará, causó sensación. De su brillantísima trayectoria hay que subrayar algo que siempre resulta clave para hacerse un hueco en el negocio del espectáculo: no se parecían a sus colegas. Tenían estilo propio.

Oliver y Stan exhibían la simpatía incluso al doblar las películas. Son inolvidables al respecto sus acentos y las inflexiones de voz que realizaban. Fueron, por tanto, maestros en la comicidad de diálogo, en la gestual, etc. Y por si ello fuera poco, como se dice en el argot cinematográfico, les «quería» la cámara, privilegio del que sólo pueden disfrutar los elegidos por el destino.

Sus personalidades eran radicalmente distintas. Stan ejercía de líder del dúo (incluso participaba en la elaboración de los guiones). Oliver, en cambio, mostraba un carácter menos inquieto. En el caso de Stan, la sangre artística circulaba por sus venas, ya que sus padres trabajaron como actores de teatro. Oliver entró en el ambiente farandulero al ser seducido por el canto y el cine.

Volver a contemplar cualquiera de las películas que protagonizaron 'El Gordo y El Flaco', que tan bien se complementaban bajo la luz de los focos y fuera de los platós, significa divertirse a tope… tenga el espectador la edad que tenga. Constituyen un lenitivo de probada eficacia contra el mal del aburrimiento. ¡Qué grandes! ¡Qué artistas!