Recordando a Julio Verne

Aún resultan apasionantes las aventuras de sus personajes, cuyos destinos discurren por lugares que fascinan. Sus audaces peripecias tienen siempre un co-protagonista: los aparatos que ideaba (máquinas voladoras, submarinos de alucinante modernidad, etc.) Verne dijo al respecto que lo único que hacía era aplicar a sus narraciones la tecnología existente en la época, y que en base a ella intuía cómo podría desarrollarse en el futuro…

Por novedosos y por su enorme calidad, cada uno de sus libros alcanzó el éxito. Y no digamos nada las adaptaciones cinematográficas que se hicieron de varios, llenas de fantasía y espectacularidad. ¿Quién no recuerda películas como 'La vuelta al mundo en 80 días' y 'Veinte mil leguas de viaje submarino'? Son ideales para la gran pantalla y para el cómic. A Julio Verne le encantaba leer revistas científicas y publicaciones dedicadas a la geografía. Hacerlo, le permitía dotar de rigor a sus textos. Los lectores disfrutamos así de historias que se imprimen eternamente, y con detalle, en la memoria.

Nada fue rutinario en la intensa vida de este hombre. Ni siquiera su despedida terrenal, pues planificó una tumba diferente a las demás. Se encuentra en el cementerio 'La Madeleine' en Amiens, Francia. Es obra del escultor Albert-Dominique Roze, amigo suyo. Vemos medio cuerpo del escritor saliendo de ella, con el brazo derecho y la mirada dirigidos hacia el cielo.

Genial e inolvidable Julio Verne.