Agitado, no revuelto, como el buen cine

Humphrey Bogart fue uno de esos grandes confesos del combinado Martini. Los bebía con regularidad durante su trabajo y en el caso del rodaje de 'Sahara' cada día le llevaban un termo con vermut helado. En el rodaje de 'La Reina de África' de John Huston, el famoso actor y el ciernasta fueron los únicos miembros de aquel equipo mítico que no enfermaron. Ellos consumían Martinis, mientras el resto sufrieron fiebres y numerosas secuelas tras beber el agua de la zona.

Por su parte el cineasta de Calanda, Luis Buñuel era un apasionado del Martini seco y, tal como refleja en sus memorias, creó una receta especial para degustarla. En 'Mi último suspiro' el director de 'El discreto encanto de la burguesía' describe cómo debe prepararse. El ritual se abre el día anterior, poniendo en la nevera las copas, la ginebra y la coctelera.

Los hielos tienen que estar a veinte grados bajo cero: «Primeramente, sobre el hielo bien duro echo unas gotas de vermú y media cucharadita de angostura, lo agito bien y tiro el líquido, conservando únicamente el hielo que ha quedado, levemente perfumado por los dos ingredientes. Sobre ese hielo vierto el gin puro, agito y sirvo. Esto es todo, y resulta insuperable».

Como curiosidad, entre el juego cinéfilo y el falso documental, entre la realidad y la ficción, el pasado año se asomó entre las producciones singulares, 'El misterio del Dry Martini'. Un itinerario coral con pequeñas escenas, homenajes, referencias, citas, voces en off, que narra la historia del cóctel a través de diez profesionales de el mundo de la coctelería de Barcelona y casi una veintena de personajes de ficción.