El pescado tiene muchas virtudes como buenas proteínas, vitaminas, minerales y sobre todo buenas grasas. El pescado es la principal fuente nutricional de las grasas omega-3, que son indispensables para nuestra salud: ácido eicosapentaenoico, EPA y ácido docosahexaenoico, DHA; son los mejores alimentos cardio protectores. Las grasas omega 3 de los vegetales solo se transforman en una pequeña proporción en estos ácidos grasos que solo poseen los animales, entre ellos, nosotros.
Los estudios realizados en el mundo sugerían que el aumento de consumo de pescado podía resultar beneficioso para reducir los factores de riesgo cardiometabólico, como la presión arterial alta, la inflamación, el estrés oxidativo y los daños en los vasos sanguíneos. Además, los ácidos grasos w-3 presentan propiedades antiinflamatorias e inmunomoduladoras pudiendo tener efectos anticancerígenos y ser eficaces en la prevención de las consecuencias negativas de este virus que nos asedia.
Hace poco se publicó en la revista 'Advances in Nutrition' un metaanálisis sobre el efecto de la ingesta de pescado en el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas. Estos estudios consisten en analizar, mediante sofisticadas técnicas estadísticas, todos los estudios publicados al respecto en todo el mundo, a lo largo de años. Así se puede tener una visión científica global de la situación a nivel mundial. En este estudio se analizaron todos las publicaciones medicas realizadas hasta octubre de 2019 en las que se evaluó la asociación entre el consumo de pescado y el riesgo de enfermedad crónica.
El estudio mostró que cada aumento de cien gramos al día en el consumo de pescado se asociaba a una reducción del riesgo de mortalidad por todas las causas y de mortalidad específica por: enfermedad cardiovascular, cardiopatía coronaria, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca, depresión y cáncer de hígado. Este es un estudio más que se suma a otros muchos y nos recuerda que debemos de comer algo de pescado cada día de la semana. En la forma que sea. Puede ser una latita de atún sobre una ensalada, unas anchoas con tronchos de lechuga, un pescado fresco o congelado preparado como más nos guste. Da igual la receta siempre que consumamos pescado siete veces a la semana, de los cuales tres o cuatro días debe ser algún pescado azul.
Pensando en los niños y adolescentes hay que inventar recetas que le resulten atractivas y así vayan acostumbrándose al consumo de pescado. El verano es una -buena ocasión para ello. Hay que comer pescado este verano porque, además, nos va a proporcionar muchas defensas inmunológicas y antiinflamatorias para enfrentarnos con éxito a la colección de virus que nos acechan en cuanto lleguen los primeros fríos del otoño.
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