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nacho g. ucelay
Martes, 24 de marzo 2020, 07:02
Un varón de 47 años y con discapacidad intelectual que el sábado dio positivo en la prueba de coronavirus falleció a última hora del domingo en el Centro de Atención a la Dependencia Cadmasa, en Las Caldas del Besaya, en Los Corrales, después de que, según denuncia la gerencia de las instalaciones, el servicio de emergencias 061 «nos denegaran por dos veces el envío de una ambulancia».
Según explicó ayer a este periódico Rubén Otero, responsable del centro y presidente de la Federación Empresarial de la Dependencia en Cantabria (FED), el fallecimiento de este interno, que sufría numerosas patologías, se produjo a las ocho de la tarde de un domingo que empezó mal y terminó aún peor.
«Me llamaron por la mañana para comunicarme los resultados de los test que se habían realizado en el centro días antes», cuenta Otero, que precisa que en las pruebas dieron positivo dos trabajadores y tres residentes del centro.
«Preocupado», el empresario se desplazó inmediatamente hasta Las Caldas del Besaya para dar instrucciones.
«Tal y como manda el protocolo, ordené la retirada del servicio de los dos empleados infectados y su confinamiento en sus respectivos domicilios y me interesé por la situación de los tres internos contagiados», que ya estaban debidamente aislados en sus habitaciones.
El súbito empeoramiento de uno de ellos, un varón de 47 años, puso en alerta al equipo de Otero, que sobre las siete de la tarde telefoneó al 061.
«Llamamos y comunicamos que el interno tenía fiebre, 38.5, y solicitamos el envío de una ambulancia, pero el operario nos dijo que controlásemos la saturación y le diéramos oxígeno», recuerda el responsable del centro, quien recalca que sus instalaciones no están dotadas con el instrumental sanitario adecuado e insiste en que se pidió el envío de una ambulancia que no llegó a producirse.
Algo más tarde, Otero, que no recuerda con exactitud la hora («podían ser las ocho de la tarde, no sé»), contactaba con el 061 por segunda vez.
«Volvimos a tomarle las constantes y observamos que tenía la saturación baja y el pulso alterado, así que telefoneamos pidiendo el envío de una ambulancia», solicitud que, asegura Otero, se le denegó otra vez.
Poco después, «el hombre se me murió en los brazos», concluye su relato Otero, que ayer presentó una denuncia en la Fiscalía redactando tal cual unos hechos que le parecen gravísimos. «Esto no puede ser. No puede ser. Necesitamos que nos atiendan porque nosotros somos cuidadores, no curadores», dice el responsable del centro asistencial. «Y de la misma manera que nosotros cuidamos bien, los que tienen esa responsabilidad tienen que curar bien».
Al que debes llamar si tienes fiebre, tos y falta de aire 900 612 112
Muy abatido por tan trágico desenlace, el presidente de la FED, que por mucho que busca no acaba de hallar una explicación razonable a la intervención del 061 –tampoco se la han dado, dice–, advierte de la «delicadísima» posición en la que el coronavirus ha colocado a estas instalaciones –residencias de mayores y centros de dependencia–, a las que la propagación del Covid-19 está causando un elevadísimo coste humano y laboral.
Contradiciendo en el todo la versión del responsable del centro, el Servicio Cántabro de Salud (SCS) defiende que el domingo «se recibió a las 18.54 horas una llamada en el Centro Coordinador de Urgencias a través del 112 solicitando asistencia para un residente de la Residencia Cadmasa de Las Caldas por problemas respiratorios con resultado Covid-19 positivo».
Esa llamada, continúa Sanidad, «se trasladó al médico del CCU, a quien personal sin identificar de la residencia informó de que el residente presentaba un cuadro clínico de fiebre de 2 días de evolución con resultado positivo para coronavirus notificado hace 2 horas». En esas circunstancias, «se preguntó por criterios de gravedad, centrándose en la dificultad respiratoria».
El llamante, prosigue Sanidad, «indicó que no se encontraba con el residente y que estaba tratando de contactar con la persona que mejor le conocía para preguntar al respecto». En ese momento, «se insistió en pautas de manejo y criterios de gravedad, indicando controlar no sólo la temperatura sino tiraje respiratorio y pulsioximetría». Luego, subraya, «se comenta la posibilidad de asistencia por médico, a lo que responden que disponen de servicio privado localizado».
Después, a las 19.59 horas, «se recibió nuevamente una llamada a través del 112 para comunicar que de manera repentina el paciente empeoró, desaturándose y falleciendo».
La situación que describe Otero no es menos devastadora en el Centro Residencial de Limpias que gestiona el grupo empresarial Pro Maiorem, que ayer, lunes, anunció el fallecimiento de uno de los residentes infectados por el Covid-19.
Según explicó la directora ejecutiva de la empresa, Julia Gurruchaga, el fallecido era uno de los diez ancianos que habían dado positivo en las pruebas que se practicaron la semana pasada. «Tenemos a otro ingresado en el hospital y los ocho restantes están aislados en una planta».
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