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Geli, uno de los del 93, lo explica de maravilla con su propio ejemplo. Habla de fútbol, de divertirse. De pasar un buen rato más allá únicamente de ganar o perder. «Estuve tres o cuatro años que iba al campo y veía todos los partidos ... de fuera por la tele y me aburrían soberanamente. Me iba muchas veces antes de tiempo. Pero llevo un año y medio, más o menos desde la mitad de la temporada pasada, muy distinto. El equipo pegó un cambio radical en su forma de jugar y ahora diría que es el que mejor juega». Ahí lanza una frase demoledora: «Es el equipo que más me divierte del mundo». Toma ya. La felicidad en el fútbol es subjetiva, como en la vida. Lo que divierte a uno no es lo mismo que a otro. Por supuesto. Opiniones para todos los gustos. Vale. Pero los partidos del Racing, eso es innegable, están muy por encima de la media en niveles de entretenimiento (escuchen a los comentaristas de las cadenas de televisión, lo repiten cada fin de semana). Y no sólo porque gane casi siempre –que influye, claro, si uno es racinguista–. El Racing da y recibe. Genera emoción. Pasiones y sufrimientos. Y eso –unido al liderato, es evidente– tiene consecuencias importantes: gradas llenas, venta de entradas, de camisetas... Niños que van y repiten. La felicidad vende. Quien lo probó lo sabe.
33 puntos
y algo más
Hay que insistir. Esto no va solo de ganar o perder. Con diez victorias, tres empates y una sola derrota si alguien no disfruta es que es un tipo raro. Tampoco va de elegir entre jugar bonito y no sumar, o ser práctico para acumular puntos. Defender bien también es hacer un gran trabajo. No es eso, no es ese debate estético o del buen fútbol. Va de divertirse viendo un partido (vencer 6-0 es maravilloso y todo verdiblanco lo firmaría, pero tal vez no sea tan entretenido para un espectador neutral). Geli (Ángel de Juana, de la cantera y verdiblanco del 89 al 94 con retorno en la 98-99) insiste. «El Racing juega a atacar, a divertir, como antiguamente. ¿Que le hacen también muchas ocasiones? Es normal cuando asumes ese riesgo. Gracias a Dios tenemos un porterazo, de los mejores del equipo y no lo suficientemente valorado».
Geli
Exjugador del Racing
Ahí toca incluir datos en toda esta reflexión. Explicarla. Presión arriba y una defensa mucho más adelantada que el pasado año. Con consecuencias en las dos porterías. Es el tercer conjunto más goleador de la categoría (23 tantos, empatado con el Almería), el cuarto que más dispara (tercero si se cuenta sólo lo que va a puerta), el segundo que más faltas recibe e igualmente el segundo que más asistencias de gol firma. Roba y trata de llegar rápido. Segundo también en intercepciones de la Liga y en fueras de juego. Espectáculo de ataque, con Andrés Martín como mejor jugador de la competición del mes de agosto e Íñigo Vicente llevándose el reconocimiento en octubre.
Ojo, no es 'tiki taka'. No destaca por la posesión –de media, un 48%, en la zona media-baja de la tabla– ni por acumular pases y pases (es el noveno en eso). Es vertical, directo y arriesga. Y aquí viene la otra cara de la moneda. Al líder destacado de la categoría le crean muchas ocasiones, le llegan mucho. El Racing es el quinto que más disparos recibe y Ezkieta es el sexto portero que más paradas hace de la categoría. En todos los partidos, una o dos (mínimo) intervenciones absolutamente decisivas. «Todos los días hace dos o tres paradas de enorme dificultad», explicaba a El Diario recientemente Pedro Alba, que de porteros sabe.
«Nosotros no especulamos», ha confirmado José Alberto en más de una rueda de prensa. Tirando de frases del entrenador, hay varias que sirven para este texto. «Jugamos con la línea mucho más avanzada, mucho más sincronizada. Creo que sólo el Barcelona fuerza más fueras de juego que nosotros. Y eso es por la sincronización que tiene nuestra línea». Tanto, que el asturiano les dice a menudo a los asistentes que son «un equipo muy difícil de arbitrar».
El propio Ezkieta resumió la idea en una entrevista publicada por este periódico: «Nuestro estilo de juego es de ataque, de fútbol rocanrol».
Es el liderato, es el sueño del ascenso, la ilusión que nos persigue... Pero también es ese fútbol rocanrol, esa diversión, la que provoca un estado de euforia colectiva en los Campos de Sport cada fin de semana. Hasta veteranos como Javi Roncal comentan que lo que se está viviendo ahora parece algo nuevo. Que es distinto. «Me gusta mucho ver los partidos y es una dinámica buena para el club, para los aficionados y para todos. Eso va a repercutir en el apoyo al equipo», termina su reflexión Geli.
También hay datos que sostienen esto, que la felicidad vende. El estadio se llena a menudo para ver –que nadie lo olvide– partidos de Segunda. El rejuvenecimiento de la afición es evidente. En la tienda no duran dos telediarios los modelos de camisetas que van sacando (lo de la retro ha sido un espectáculo) y en la temporada pasada, con respecto a la anterior, se duplicaron resultados –en lo que va de campaña, de julio a octubre, ya van un 46% por encima–. Más aún, el propio José Alberto y Mikel Martija confirman un dato: a la hora de presentar ofertas por jugadores, este verano les hicieron mucho más caso. La felicidad.
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