Javier Ceballos: «Bruno representa el cariño verdadero»

–¿Quién es Bruno?

–Es el 'chiquitín' de la casa. El que recibe todos los besos y el que me tiene totalmente dominado.

–¿Por qué un Jack Russell?

–Porque es un perro astuto, ladrador, 'bronquista', zalamero y también guapísimo y, menos en lo de zalamero y guapísimo, me veía reflejado en él.

–¿Qué representa en su vida?

–Como decía Manolo Escobar: 'El cariño verdadero...

–...Ni se compra ni se vende'.

–Es mi compañero de paseos, aunque a veces me mete en unos follones...

–¿Es su primer animal de compañía?

–No, no. Cuando vivía en el pueblo tuve tres perros, el último de ellos muy parecido a Bruno. Así que recibirle en casa fue para mí volver a la niñez.

–Por su consulta pasan semanalmente cientos de personas preguntando por el doctor Ceballos...

–...Bueno, y por el buen equipo de fisioterapeutas que trabajan conmigo.

–Si en lugar de personas fueran animales, ¿preguntarían por el doctor Dolittle?

–Jajaja. ¡Sí! La verdad es que me parezco mucho a Dolittle. ¡Cada día más!

–¿De qué hablarían?

–Pues me imagino que hablaríamos de cómo han cambiado los tiempos y, sobre todo, los valores de las personas, de lo olvidadizos que somos con quienes nos hicieron bien...

–Pues no le iban a entender.

–No, me temo que no.

–¿Alguna vez pensó en abrir una consulta para animales?

–No. Nunca. Mi vocación siempre ha sido la medicina ligada al deporte.

–No le va eso de la fisioterapia veterinaria.

–Bruno no entiende de fisioterapia. Cuando se hace daño, se cura con reposo y mimos y cuando se recupera se pone a correr y a jugar con la pelota desde las seis y media de la mañana que me levanto para ir a la consulta.

–Si sufriera una lesión muscular, ¿lo atendería usted con sus propias manos?

–Mire. Una noche, un compañero traumatólogo y yo atendimos a Bruno de una pata y terminamos los tres en el veterinario de urgencias.

–¿Y eso?

–¡Joer! ¡Casi le desguazamos! Jajaja.

–Usted tiene miedo a volar, ¿verdad?

–No vuelo desde hace 20 años. Pero ni a Mallorca, oiga.

–Pues ahí va la última.

–Dele, dele.

–Si mañana se perdiera Bruno y apareciera en Canarias, ¿iría a buscarle o lo mandaría traer por Seur?

–¡Iría hasta en globo, fíjese lo que le digo!

–Ya. Y esto lo dice por lo utópico del supuesto, por quedar bien con el animal...

–Jajaja. Que no, que no. De verdad. Iría a recogerle sin pensarlo dos veces. Anestesiado, pero iría sin dudarlo.