«He hecho cosas peores», podría ser el título de una película de serie B, pero en realidad fue la frase con que Lola Mencía se descubría ante su novio, Diego Pérez Asón, como una infiel en potencia. La tan esperada 'hoguera ... de confrontación' entre ambos resultó bastante descafeinada por la tranquilidad con que él se tomó las imágenes. La presencia a través del Ipad de su perro Horus fue el momento más emotivo para ambos, el «hijo» que ahora se disputan en redes sociales. En ese momento acabaron hasta demasiado bien. Lola dijo que prefería «continuar en la villa para demostrarle que le quiero, le voy a respetar y sigo enamorada de él». Incluso se alegraba de la actitud en positivo de su chico, «he visto a Diego que ha dado el paso de niño a hombre». En ese punto el espectador podía comprar su 'lavado de imagen', «voy a luchar, intentaré demostrarle que sólo le quiero a él», comentaba la leonesa.
Por su parte, el muchacho coincidía en la decisión. «Lo mejor es, coincido con Lola, seguir en las villas, ver qué pasa con Carla». En ese momento ella abandonaba el set y se abrazaban cariñosamente mientras él tratataba de tranquilizarla. «Quiero que estés bien, que te dejes llevar, no quiero que te pongas barreras o estés rayada. Todo tiene solución», afirmaba. A solas con Sandra Barneda se mostraba «tranquilo, porque he expresado lo que siento de corazón». Eso sí, reconocía que «parece que me van a pellizcar y estamos despertando para coger el avión y venir aquí». Y antes de irse de la 'hoguera' confesaba haber «reconocido a mi ratona y me ha gustado, aunque haya hecho lo que haya hecho... Éramos una pareja increíble. Hay que luchar para ver si podemos pasar la prueba o no«, añadía. Lo que no se podía esperar el cántabro es que tras el arrepentimiento y la declaración de amor de la leonesa, su regreso a la villa diera un nuevo giro. La joven sorprendía al llevar su relación con Carlos Algora al extremo de terminar acostándose con él.
«Me da vergüenza hablar de esto, pero ha pasado y, para mí, compenetramos muy bien. Es un chico que me está gustando muchísimo. Me ha apetecido y ya está», declaraba la auxiliar de veterinaria, tras su noche de pasión bajo las sábanas. Coincidió justo con el día de su cumpleaños, «me he dejado llevar y lo he celebrado por todo lo alto». «Con Carlos es como que le conozco de siempre y surge todo natural», añadía, mientras que el soltero aseguraba que «noto y siento cositas que hace tiempo que no notaba». Lejos de quedarse en un episodio pasajero y puntual, la pareja volvió a mantener relaciones al día siguiente. «No sé qué narices tiene Carlos para que me despierte esa sexualidad hacia él. Quizás sea experiencia y me haga disfrutar mucho», confesaba la joven.
Una intensidad que nada tenía que ver con el 'avance' de Diego y su 'tentadora'. «Con Carla me voy a dejar llevar», decía el cantante al volver a la casa. Algo que la rubísima celebraba, «quiere seguir conociéndome». Una fiesta pirata sirvió para continuar el coqueteo, cuando le dibujaron un corazón en su frente con la C. «Soy un pirata romántico», decía el cántabro, que al poco tiempo hablaba de la «tensión sexual que nos frena un poco, pero una vez que empieza el juego hay que jugarlo hasta el final y eso estamos haciendo». La casilla de 'salida' fue el jacuzzi, como momento de «intimidad». «Pero, ¿por qué me miras así?», preguntaba la 'influencer'. «Me pones nervioso», decía él llenándola de «besitos de protección». «Me gustas», confesaba el cántabro, al tiempo que se reconocía como «un chico tímido. El león caza siempre en silencio». «Poco a poco se ha ido calentando la noche y al final, entre miradas y tonterías, surgió el beso», contaba Diego a las cámaras. Ella frenaba sus impulsos, «la manita esa es peligrosa». Él se abría sincero, «el jacuzzi no sé lo que tiene, es algo mágico, con el agua caliente, incita a que pasen cosas». «Después de tantos días sin besarnos había unas ganas de darnos un beso infitas… Fue largo no, lo siguiente», declaraba la chica 'Divinity'.
Dividido...
Diego llegaba tranquilo a la cuarta 'hoguera', junto a sus compañeros, pero confesaba a Sandra Barneda sentirse con dudas, incluso antes de ver lo que había ocurrido con su pareja. «Por un lado, quiero arreglar las cosas y, por primera vez, ser yo quien da la oportunidad y perdonarla. Pero, si te soy sincero, también tengo en la cabeza todas las imágenes que he visto», declaraba el cántabro, a quien «no me hace gracia que haya estado primero con Simone y ahora con Carlos. Son cosas que no entiendo muy bien». En las primeras imágenes que vio Diego, Lola confesaba ver a Carlos como un «follamigo» e incluso reconocía que le atraía, antes de que se la viera junto al tentador en la piscina, compartiendo besos y abrazos. «La verdad, no entiendo nada. No sé qué tipo de producto echan a esa piscina, pero cada vez que entra ahí alguien, pierde la cabeza», comentó el cántabro, quien ya se conformaba «con que esté con Carlos y no se abra a otro».
A continuación, el abogado pudo ver a su novia junto a Carlos, en el sofá, antes de que comenzaran a besarse delante de todos. «Sólo me sale tomármelo a risa, parece un chiste», reconoció, para después admitir que no se explicaba el comportamiento de Lola, aunque «puede hacer lo que quiera». Aunque su reacción era de sorpresa, «¡qué vergüenza! Estoy flipando...». «No me imaginaba ver esto, pero estoy agradecido. Me doy cuenta de que la persona que tengo al lado no vale un duro y, aparte, me llevo el cambio personal que consigo aquí», aseguró James Lover, antes de ver las imágenes de Lola y Carlos manteniendo relaciones bajo las sábanas. «Ella no me preocupa, porque no se lo merece. Ha llegado a un punto extremo al que yo no voy a llegar aquí», declaró el santanderino. Avergonzado por la situación habló de su propia historia, «por mucho que esté bien con Carla, no lo voy a hacer, porque es una falta de respeto». «Este límite ya, me parece extremo. No se puede perdonar», confesó. «La Lola que veo no es la que conozco, pero quizás es la real cuando no estoy. Estoy asimilando las imágenes», concluía impactado.
El aprendizaje del cántabro
Aunque la música tiene totalmente volcado a Diego Pérez Asón, cada vez que tiene ocasión se asoma a las redes sociales, especialmente en su cuenta personal de
Instagram
o la de su perro
Horus
. En su última fotografía, el santanderino compartía una reflexión de lo más sincera. «Aquella noche, en aquella isla y en aquella hoguera, murió algo dentro de mí que ya no volverá... He vivido muchos años creyendo que la vida era una selva en la que sólo el fuerte sobrevive. Nunca he dejado que nadie me vea débil, que nadie me vea triste o herido y tampoco he mostrado mis sentimientos a los demás, pero todo eso se acabó aquella noche. Ojalá que esa parte de mí que murió en aquella hoguera, se quede encerrada por siempre en aquella preciosa isla y jamás logré salir y encontrarme de nuevo...».
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