José María Ballester: «Me siento muy orgulloso de nuestros ganaderos»

José María Ballester es de esas personas que con sus palabras trasmiten la pasión que sienten por lo que hacen. Él lleva más de veinte años siendo la cabeza visible del Programa Desarrollo Rural, Patrimonio y Territorio de la Fundación Botín donde, entre otras iniciativas, en el año 2010 se puso en marcha un programa de producción y comercialización de carne de vacuno en el valle del Nansa y Peñarrubia. Un proyecto pionero e innovador que ha supuesto el impulso de la producción de carne de terneros certificada con la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Carne de Cantabria, enriqueciendo, además, la cadena de valor de la ganadería en la región, permitiendo a los ganaderos obtener un 51% más de beneficio que antes.

Más de una década de trabajo y dedicación que han sido «una pura satisfacción», asume Ballester. «Cuando uno encabeza un proyecto y le toca tomar decisiones parece que es algo complicado pero en mi caso no ha sido así. Ha sido muy fácil el contacto con las personas del medio rural, con los ganaderos, con los que viven y hacen vivir en estos entornos. Solo puedo sentir orgullo y una auténtica satisfacción de cohesión, entendimiento y de entidad de objetivos».

Referente internacional en patrimonio cultural, José María Ballester formó parte del Consejo de Europa donde ostentó el cargo de director de Cultura, Patrimonio Cultural y Natural. «Allí había profundizado en el tema del territorio pero no solamente como espacio, sino como patrimonio que encierra lo cultural, natural y paisajístico», señala el actual director de Desarrollo Rural de la Fundación Botín. Su experiencia durante sus 25 años en Estrasburgo, «donde pude ver los problemas reales del despoblamiento rural», le llevaron en 2003 a comprometerse con la Fundación a desarrollar un programa de patrimonio «que generara riqueza», optimizando la capacidad emprendedora de sus habitantes y favoreciendo las condiciones para que estos pudieran permanecer y llevar una vida digna en el medio rural.

Comenzó así un recorrido para aprovechar y rentabilizar los saberes tradicionales en el manejo del ganado, con base en un programa innovador de producción de carne de terneros «que cambiara algunos aspectos de los que se venía haciendo para convertirlo en un arte de mayor consistencia».

Tras un proceso «muy participativo» en la búsqueda de un consenso con los propios ganaderos, «de los que me siento muy orgulloso porque se adaptaron de una manera admirable, cambiando una forma de manejo y producción de carne que habían visto a sus padres y abuelos para adaptarse a los nuevos medios», vio la luz un proyecto que serviría de ejemplo para otros países y regiones.

Puesto en marcha en colaboración con la Escuela de Ganadería de Montaña del CSIC y dirigido por el profesor Ángel Ruiz Mantecón, el programa de Promoción Ganadera en la comarca del Nansa, que ya ha sido extendido a otras zonas de la región, consiste en la crianza del ganado en régimen de ganadería extensiva y con un alto porcentaje de pastos naturales, así como su sacrificio en unas condiciones determinadas, cumpliendo con las directrices de la IGP. Posteriormente, la totalidad de la carne es adquirida de manera directa a los ganaderos, sin intermediarios, por el Grupo Semark para su comercialización en sus supermercados Lupa de Cantabria, La Rioja y Castilla y León.

Fruto de la consolidación y viabilidad del proyecto, en 2014 nace la Asociación para el Fomento de la Ternera de Cantabria (Afteca) que ahora coordina la gestión de los controles, sacrificios y negociaciones con Lupa, de forma autónoma. «Ahora son los propios ganaderos los que gobiernan la estructura y nosotros -la Fundación y el CSIC- seguimos ayudándoles y cubriendo sus necesidades», señala Ballester en una nueva muestra de su orgullo hacia los méritos del programa y del sector.

Doce años más tarde, el proyecto continúa manteniendo el liderazgo en la producción de carne certificada en Cantabria, representando el 65% de los animales certificados en la región. «Uno de nuestros mayores orgullos es que estamos produciendo carne de Cantabria con una indicación de garantía. Un producto puramente cántabro en todo su proceso», afirma Ballester.

Concretamente, en 2021 se sacrificaron 3.426 reses, un 40% más que en 2020, lo que suponen la certificación de 856 toneladas de carne de IGP Carne de Cantabria y unos ingresos de 3,5 millones de euros para los 142 ganaderos adscritos. Fruto de esta consolidación, el proyecto también ha contribuido a la estabilidad económica de los proveedores, que han mantenido su actividad diaria.

«Nuestros ganaderos llevan años siendo líderes en producción de carne IGP y su contribución es evidente. Creo que suscita un efecto inductor de hacer ver que el sector agroalimentario es fundamental para que la vida rural continúe y para que todos podamos mantener una alimentación de calidad».

Por todo este trabajo, este miércoles José María Ballester recibe el Premio Alimentos de Cantabria 2022 por su trayectoria profesional en el sector agroalimentario. Un reconocimiento «muy grato» y que hace florecer de nuevo sus palabras de agradecimiento hacia quienes han hecho posible todo lo logrado. «Se me viene a la cabeza todo el trabajo que ha invertido la fundación, todas las personas que han colaborado con nosotros, Ruiz Mantecón, pero sobre todo los ganaderos que pusieron sus saberes y terneros a disposición del programa con confianza absoluta», señala.

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