José María Lafuente: «El mayor consejo que puedo dar es tener un plan definido y rigor presupuestario»
premios emprendedores cantabria 2020 ·
El presidente de Grupo Lafuente recibe el Premio a la Trayectoria por transformar en menos de 40 años una quesería tradicional en un gigante del sector agroalimentario
José María Lafuente (Lugo, 1957) lleva en Cantabria desde que tenía un año. Una tierra que le ha permitido transformar en menos de 40 años una quesería tradicional en un gigante del sector agroalimentario. Con una labor cultural de calado a nivel mundial, recibe hoy ... el Premio Trayectoria.
–Va a recibir el Premio Trayectoria Empresarial. ¿Cómo resumiría su vida corporativa y de gestión en el Grupo Lafuente?
–Me incorporo en el año 82 a una empresa familiar que estaba fundada en 1942. En ese momento mi padre, Agustín Lafuente, se encontraba al frente; con Roberto López, mi cuñado, y otras cuatro personas. Se trataba de una compañía pequeñita, artesanal, que en esos tiempos podía vender del orden de 90.000 euros al año. A partir de mi llegada fuimos dando entre todos un impulso diferente, pasando de aquella pequeña empresa quesera artesanal al grupo actual, con más de 800 personas. Fabricamos 50 millones de kilos y facturamos 220 millones de euros a través de cuatro empresas, dos de ellas radicadas en Cantabria, una en Asturias y otra en Murcia.
–En esa trayectoria, ¿cuáles señalaría como los momentos clave?
–Ha habido varios. A principios de los 90 recompramos la antigua factoría vendida a Danone. Era el año 1991. Fue un hito muy importante, que se junta con el inicio de la fabricación de mozzarella, probablemente el producto más vendido en la actualidad por el Grupo. En el año 2000 compré la factoría de Italia, lo que nos permitió entrar con otros productos –en la actualidad prácticamente está silente tras las inversiones en los centros productivos españoles–. En 2007 adquirimos al Grupo Arias la planta de Arriondas (Asturias), donde empezamos a fabricar y ampliar las líneas de mozzarella fresca y mascarpone. En 2011 nos convertimos en interproveedor de Mercadona, lo que supuso un salto cualitativo muy importante. Por último, 2015, cuando nos hicimos con la fábrica de Jumilla (Murcia), una de las instalaciones de referencia en la fabricación de queso de cabra en España.
–¿Por dónde pasa la estrategia futura del Grupo?
–Creo que en la actualidad, más con los momentos que estamos viviendo, la estrategia futura de Lafuente pasa por consolidar lo que ya tenemos. A día de hoy contamos ya con un tamaño que nos permite funcionar y tener una seguridad alimentaria, con calidad y cantidad adecuadas, y profundizar. Queremos abundar en hostelería, seguimos siendo proveedores de Mercadona, vamos a incrementar igualmente exportación... No preveo un cambio brutal, sino afianzarnos.
–¿Hacia dónde quiere dirigir esa apuesta por la internacionalización de la organización?
–Nosotros trabajamos en la actualidad en 40 países. Tenemos una fortaleza importante en Estados Unidos, que a pesar de los aranceles lo estamos sorteando bien. Tenemos una presencia notable, que crecerá en los próximos años, en el cercano Oriente, desde Marruecos hasta el Líbano. La franja del Mediterráneo es importante para nosotros. Europa, por supuesto, también. Esas tres zonas son las básicas nuestras.
–Con su trayectoria empresarial, ¿qué consejo daría a los emprendedores cántabros?
–Uno: Hay que tener un plan. Esto es lo más importante, el modelo. Uno tiene que saber qué quiere. Lo mismo que mis padres en su momento fueron artesanos, eso tiene unas características. Crecer es complicado pero se puede. Hay que tener un plan de negocio. Saber bien el tamaño que se quiere, el tipo de productos... Un segundo consejo: El rigor presupuestario. Es clave.
–¿Cómo ha pasado el Grupo el primer impacto del covid?
–Con mucha concentración y trabajo para tener cuidado. Esto para nosotros tiene como dos líneas: primero nuestra salud, muy importante al ser industrial esencial, por lo que no hemos dejado de trabajar ni un día desde marzo. En el apartado comercial, nuestra facturación focalizada en la hostelería dio un bajón notable de una semana a otra, aunque posteriormente se compensó por las ventas en supermercado. Vamos haciendo dientes de sierra en función de cómo está la situación y si sube uno u otro nicho. Acabaremos el año con un crecimiento del dos o tres por ciento, por lo que dentro de lo que cabe terminaremos bien.
–¿Cómo cree que va a transformar al sector agroalimentario esta compleja coyuntura?
–Creo que el nuestro es uno de los sectores menos impactados. La alimentación, sea en supermercado o lo que comemos en hostelería, finalmente se mantiene. Se está viendo en Europa, con el sector terciario más afectado pero que la gente come más en casa. De hecho, hay países con consumos altos de queso que están subiendo sus niveles. ¿Qué hay que hacer? Profesionalizarse más. Cuanto más digitalizados estemos, mucho mejor. Esta época supone una oportunidad para hacerlo al no estar tan golpeados como otros negocios. Lo cual no quiere decir, como algunos comentan por ahí, que la alimentación es un chollo. Tiene otros riesgos y connotaciones, en especial si se trabaja con producto perecedero.
–¿Cómo ve la economía cántabra a un horizonte de dos años?
–Ahí ya no sé muy bien qué decir al estar muy centrado en lo nuestro. La economía de Cantabria, al igual que la nacional, tiene alguna debilidad. Una de ellas, el excesivo endeudamiento, que contrasta con mi premisa del rigor presupuestario. La Comunidad tiene muy repartidos los sectores productivos, por lo que no será de las que más sufra. Tal vez no tengamos grandes industrias, pero sí un sector secundario mediano notable. No recibiremos millones de visitantes, pero ahora con el covid los turistas empiezan a mirar a la Cornisa. Contamos con Universidad. La cultura, donde podemos ser una potencia...
–Habla de cultura. Usted es más conocido por su labor cultural casi que por su éxito empresarial. ¿A qué atribuye la proyección creciente de su Archivo?
–Cuando empezamos a principios de los 2000 con el Archivo fuimos muy pioneros. Ahora, para entender de alguna forma mejor determinados aspectos del arte es imprescindible algo como el Archivo. Esto se ha puesto en valor, no hay más que ver la labor de museos como el Reina Sofía, el MOMA o el Pompidou. Creo que hoy en día sería imposible hacer algo igual.
–¿En qué medida puede la pandemia mediatizar su proyecto?
–Seguimos trabajando igual. Continuamos con exposiciones propias, hemos prestado para muestras en el extranjero. Evidentemente, la situación te hace ser un poco más cauto en cuanto al presupuesto de adquisiciones. Son tiempos difíciles pero seguiremos.
–¿Cree de verdad en el modelo de Santander como ciudad cultural?
–Absolutamente. Santander va a tener un empuje tremendo. Va a ser una gran fortaleza de aquí a tres o cuatro años como ahora no acertamos a ver.
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