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Mientras Carmen Merino es enviada a prisión después de declarar toda la mañana en los juzgados por su implicación en el macabro suceso de la cabeza cortada, su casa de Castro Urdiales, con la que convivía con el malogrado Jesús María Baranda, ... continúa siendo objeto de profundas inspecciones, una vivienda propiedad del fallecido en la que ella ha seguido residiendo después de su desaparición, hace ya seis meses.
Anoche especialistas de Criminalística revisaron la vivienda, situada en el número 12 de la calle Padre Basabe, y esta mañana entraba en escena el perro de aguas 'Marley' de la Guardia Civil, experto en encontrar restos biológicos que participó en las búsquedas de Diana Quer, Gabriel Cruz o Laura Luelmo y encontró las pruebas discriminatorias en el asesinato de Javier Ardines. Mientras tanto, nada se sabe del paradero del cuerpo de Baranda, el jubilado de banca de origen vasco de 67 años de edad del que nada se sabía desde febrero, y en Castro Urdiales reina el pavor que se ha instalado en el pueblo desde que en la madrugada del sábado la amiga y tocaya de Carmen Merino, Mari Carmen, abriera la caja que custodiaba en su casa de la calle Santa Ana, precipitando el final de la primera.
Este martes, el suceso de Castro se divide en tres escenarios: Por un lado, los juzgados. A las 10.30 horas, Carmen Merino, gaditana de 61 años que llevaba unos siete años de relación con Jesús María Baranda, entraba al edificio por el garaje fuertemente escoltada por dos coches con las lunas tintadas para prestar declaración ante el juez. Imposible ver su rostro en el asiento de atrás de la patrulla. Muchos periodistas y un puñado de vecinos asistieron a esta entrada y otros tantos la esperaban a la salida. A las 14.45 horas llegó la noticia:
«El titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 3 de Castro Urdiales, hoy en funciones de guardia, ha tomado declaración a una mujer que ha sido detenida en relación a la aparición de restos humanos en el interior de una caja. El juez ha acordado como medida cautelar la prisión provisional comunicada y sin fianza de la mujer. La causa será instruida por el Juzgado nº 3, donde ya se han incoado diligencias previas y se ha ratificado el secreto de las actuaciones acordado previamente por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 2», dice textualmente la nota.
El segundo foco de atención se sitúa en el edificio Mar Llana de la calle Padre Basabe, un piso que era de Jesús María Baranda al que se fue a vivir cuando se separó de su esposa y donde convivió con la que fue su pareja durante los últimos siete años. Aquí puede estar la clave que lleve a los investigadores a encontrar el cuerpo o a que se despejen tantas dudas que planean sobre esta historia macabra. Sobre la una de la tarde, la Policía Científica ya había terminado la inspección del trastero situado en los garajes del edificio. Sobre el rastreo de la vivienda, no se sabe todavía cuánto va a durar. 'Marley' ha estado entrando y saliendo toda la mañana, a intervalos de veinte minutos, el tiempo máximo que puede trabajar con la concentración debida. A cada intervalo, el guía canino de la Guardia Civil saca a 'Marley' de la casa para que se airee y descanse, y vuelta a la vivienda para continuar con su misión. «Puede llevar semanas. Van habitación por habitación, y no se sabe cuánto pueden tardar», cuentan a pie del edificio.
Tercer lugar de interés: el piso de Mari Carmen de la calle Santa Ana, la mujer que, sin saberlo, estuvo custodiando medio año una caja que tenía un cráneo dentro, y no «juguetes sexuales», como al parecer le contó su amiga Carmen Merino cuando le pidió que se la guardara. Mari Carmen y su marido se marcharon de allí cuando todo estalló en la madrugada del sábado y ella sufrió un shock nervioso al abrir la caja. Desde entonces, el vecindario está «en un sinvivir». «Nos sentimos acosados, estamos muy agobiados», dicen unos y otros, hartos de sentirse el foco de atención por lo que le ha pasado a su vecina.
La presidenta de la comunidad de propietarios ha contado que el mismo sábado por la noche vieron a Mari Carmen deambular por los garajes con una caja en la mano. «¿Sería esa misma caja?», se preguntan. De noche, cuando las sirenas de las ambulancias y de la Guardia Civil despertaron a los residentes y se enteraron de lo que había pasado, allí ya no pegaron ojo. Tres días después, las especulaciones van en aumento y hasta se preguntan «qué más podría tener guardado en su trastero», además de sacar a relucir la complicada convivencia con su vecina Mari Carmen y ciertos cotilleos de escalera que no vienen al caso.
La causa sigue en secreto de sumario y casi nada trasciende sobre la investigación, que dirige el grupo de delitos contra las personas de la Guardia Civil de Cantabria con apoyo de especialistas de este Cuerpo de Madrid. Sobre la detenida, el diario ABC desvela hoy sus declaraciones ante los agentes cuando fue detenida el sábado por la mañana después de que su amiga abriera la caja: «Alguien dejó la cabeza de mi novio en la puerta; la guardé porque era el único recuerdo que tenía», descubre este periódico, una rocambolesca versión que añade morbo al ya de por sí truculento suceso.
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