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Alberto y Pablo Sierra descubrieron el mundo de la producción al mismo tiempo que empezaron a trastear con instrumentos. Alberto Aja
Una pasión musical complementaria

Una pasión musical complementaria

Los hermanos Alberto y Pablo comenzaron su actividad como productores en el año dos décadas y en 2020 abrieron las puertas de un local creado a su gusto donde se sienten parte del resultado final en cada disco

Miércoles, 26 de abril 2023, 07:17

La puerta del estudio era blanca. Ahora está poblada por nombres, notas, pistas y títulos de discos. Los de aquellos que han ido pasando por Sierra Studios para hacer de la volatilidad de una composición, una canción que queda para siempre en un disco. Al frente de la nave –que está dentro de otra nave, por cierto– están Alberto y Pablo. Dos hermanos, dos licenciados en telecomunicaciones (uno en sistemas electrónicos y el otro de imagen y sonido) que comparten pasión, visión y horas de vuelo frente a la mesa de control, y no solo.

«Aprendimos a tocar a la vez que a grabarnos», recuerdan. Alberto trasteaba con el piano desde los cinco años y Pablo se familiarizó con la batería a los diez. A su padre le gustaba la música clásica, pero el impulso nació de ellos mismos. Hermanos que juegan a aprender música y acaban convirtiéndola en un proyecto profesional y vital. «Yo tenía un equipo muy malo –recuerda el mayor– pero probé y le puse un 'ampli' y aquello sonaba más grande y me gustó mucho». El plus lo marcó ver un documental sobre Metallica de cómo se grabó el 'Black Album'. El rock llamando a la puerta y marcando un camino a seguir. «Quiero currar de eso», decidió uno. El otro siguió la estela.

El estudio

El estudio
  • Dónde Santoña

  • Instalaciones nave industrial

  • Inicio 2003. Desde 2020 en el local actual

  • Servicios Producción, grabación, mezcla, arreglos,composición y músicos de sesión

  • Espacios Sala de grabación y Sala de control.

  • Proyectos Kerchak, Ívalo, Álvaro Basanta, Flat Five Syndicate, Zarza, Garci, Chris Emmett, Cacho, Minnima, Javi Lost, Pagano, La Esencia del Garaje, Pablo Burgués

Antes del actual local en el polígono de Santoña, tuvieron otro más pequeño, con una sola estancia, que dio sus primeros pasos en 2003. «Era una locura tocar y escuchar en el mismo espacio», recuerdan entre risas. En 2018, con las ideas aún más claras y la suma de pasos dados como tarjeta de visita, empezaron la obra y la terminaron, singularidades del calendario, en febrero de 2020. Cortar la cinta de inauguración con una pandemia a las puertas y el mundo a punto de paralizarse no les frenó.

Este es su refugio, donde pasan muchas horas, haciendo música, pero también escuchándola. «Lo hicimos todo nosotros –dicen– a nuestro gusto». El techo alto, las paredes negras, la calidez de la madera, luces estratégicas, alfombras que amortiguan. Amplitud y comodidad. El ambiente seco, sin reverb de la sala de control. «Así tomas decisiones mucho mejor».

A su espalda, cuelga de la pared una colección de polaroids. Momentos y personas. Pablo de pequeño en el trastero, Alberto con un taladro, sus parejas ayudando en las labores de montajes, productores como Rafa Sardina o Paco Loco, músicos como Los Zigarros, Kerchak, Javi Lost, Ívalo… Sierra tomando cuerpo visual y un montón de recuerdos en formato cuadrado.

Alberto Aja

De un viaje a Vancouver se trajeron dos monitores que, básicamente, lanzan felicidad. Invitan a sentarse y comprobar la calidad del sonido. Una subida de escalón. Probaron guitarras en cada tienda. Joyas del año 60 con un precio de 120.000 dólares. Acaban de hacerse con «el padre de todos los micros». Se nota su devoción por los materiales de primera. También por Abbey Road y los Beatles. Y a ambos su querencia por McCartney.

Trabajan a la vez y se reparten algunas funciones. «Nos llega un artista con sus canciones, una persona que canta, que no tiene grupo, y nosotros le ayudamos a todo: a vestirlas, producirlas y componerlas incluso». Uno graba guitarras, bajos, teclados y el otro percusión. Escuchan por separado lo que les plantean y después lo ponen en común. ¿Y si hay distancia? «Cada vez hay menos», expone Pablo y recuerda casos en los que uno complementa las frases del otro por separado.

Crecer, tener dos salas, les ha servido para «afianzar lo que sabíamos, pero que no habíamos podido probar». Quien elija grabar en Sierra encontrará «dedicación plena; es como si fuéramos del grupo», enfatiza Pablo. Hagan solo producción y mezcla o hagan de banda de estudio. «Nos lo tomamos como si el producto final fuera para nosotros, respetando al artista cien por cien», coincide Alberto.

Prestigio y aprendizaje

Se reconocen mitómanos y en búsqueda de referencias «pero de verdad», de gente a la que admiran por su trabajo. Por ejemplo, Quincy Jones. «Es enorme, es una barbaridad lo que ha hecho ese hombre», dice el hermano mayor. «Lo que nos hemos dado cuenta es que los pro llegan a serlo siempre a base de mucho trabajo», destaca.

Alberto Aja
Imagen principal - Una pasión musical complementaria
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Ven un cambio de modelo con la gente joven que acude al estudio y ya sabe grabarse sus maquetas con las nuevas herramientas disponibles. «Eso está genial, pero noto que han aprendido muy rápido y no les ha dado tiempo a profundizar», mientras que para dar cada pequeño paso, en su caso, suponía horas de visionados y vueltas.

«La experiencia te da la capacidad de ver a una sola escucha que es lo que funciona y lo que no». El estribillo llega tarde, la melodía de la voz no tiene gancho, se repiten elementos… Práctica y atención «a base de haber hecho mucho». En otro nivel, ejercen de psicólogos; «ganarte a la persona, que se sienta cómoda». Cuando tienen claro algo, intentan demostrar al cliente, con palabras, con ejemplos, que esa opción es la mejor. «Es un juego psicológico desde el principio; tocar la canción de alguien es muy personal».

Muchos de los músicos que pasan por Sierra, en gran medida de Cantabria, terminan contando con ellos como músicos de sus bandas. Se lo toman como retos, alicientes. Mientras tanto, a corto y medio plazo, tienen pendiente completar su web, una buenas fotos de su acogedor local… A Alberto le gustaría ser reconocido por su trabajo. Prestigio, no fama. Pablo querría seguir trabajando en esto cada vez con artistas más grandes. «Eso te da prestigio también», añade su hermano. De nuevo, complementándose. «Siempre hay cosas a mejorar porque aprendes continuamente».

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