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La pujanza con la que los sectores agroalimentario y gastronómico de Cantabria vienen conquistando fronteras es sólo uno de los méritos que se pusieron de manifiesto ayer en el Teatro Concha Espina de Torrelavega. Porque después de dos años de sinsabores por la pandemia, la ... séptima edición de los Premios de Alimentos organizada por El Diario Montañés reveló mucho más que eso. Esa delegación de talento y esfuerzo llegada desde distintos puntos de la geografía autonómica colmó la gala de ayer y dio síntomas de una emoción especial después de esa odisea por el desierto que ha significado el covid. Durante el acto, presentado por Ana del Castillo, periodista de El Diario, las felicitaciones y las miradas cómplices entre los cerca de 200 invitados no se limitaron a la tablas.
Ya antes de que las luces se apagaran, premiados e invitados encarnaron esa fusión de dedicación, esfuerzo y destreza que eleva la pujanza de la gastronomía. Porque las siete ediciones de la gala impulsadas desde Cantabria en la Mesa han arrojado luz sobre un presente de «excelencia». «Entre todos, se está tejiendo un futuro muy esperanzador. Lo mejor está por llegar», celebró el responsable del suplemento gastronómico y redactor jefe de El Diario Montañés, José Luis Pérez, agradecido a la colaboración que, desde instituciones y colectivos de diferentes sectores, vienen ensanchando el espacio de esta cita en favor del sector. Muestra de ese compromiso, las intervenciones previas que inaugurarían la gala: desde la del alcalde de Torrelavega, Javier López Estrada; la del consejero de Desarrollo Rural, Ganaderia, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Guillermo Blanco; hasta la del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, este último al final del acto.
Pero nadie mejor que los nombres galardonados de anoche para probar ese paso adelante. Décadas de formación junto a las futuras generaciones del sector primario fueron la gran carta de presentación del primer premiado de la noche, el Centro Integrado de Formación Profesional La Granja, de Heras. Su director, Sergio Silva, quiso hacer una mención a lo que distingue a la firma, empeñada en divulgar una herramienta principal: la educación. «Es importante juntar el binomio productor y elaborador. El uno sin el otro no tienen sentido», ponderó. Trofeo tras trofeo, la noche estuvo plagada de claves como esa.
Para muestra, las palabras que expresó la siguiente firma galardonada, Bodegas Hortanza, de Guriezo. La intervención de su responsable, Irene Rodríguez Artieta, estuvo repleta de la «ilusión» y la «valentía» que requiere la apertura de un negocio:«Mi medio es la naturaleza, mi paisaje la viña, y mi sueño seguir trabajando en Guriezo. A las instituciones les compete remar con nosotros», manifestó.
Ese «arraigo» también estuvo presente durante la entrega del premio a la categoría de Industria agroalimentaria, que se llevó la fábrica de La Penilla de Nestlé. «Somos cántabros de corazón. Lo que nos hace distintos es la calidad humana y técnica de las personas que trabajan para nosotros», declaró Alberto López Caballero en representación de la planta.
Los premiados
Patricia Delgado Calle
Saray Ceballos Saenz
Patricia Delgado Calle
ALICIA DEL CASTILLO
Saray Ceballos Saenz
José Luis Pérez
Esa pertenencia a los valores propios y familiares marcó asimismo el agradecimiento de Daniel del Pozo, de Ecovaldeolea, empresa de San Martín de Hoyos (Valdeolea) premiada por su especialización en el producto ecológico: «Recojo el premio en nombre de mi madre, una persona a la que admiraré siempre. Trabajó con honestidad, sacrificio, honestidad e ilusión».
Unos momentos más tarde, el director del Programa de Desarrollo Rural de la Fundación Botín, José María Ballester, encarnaría la experiencia y el esfuerzo de toda una trayectoria profesional con gran permeabilidad en los profesionales del futuro: «Somos como una familia. Yo tenía el deber de devolver a Cantabria lo mucho que me había dado», declaró antes de agradecer la confianza en el programa por parte del recordado Emilio Botín.
Al igual que la empresa más grande, una «firma pequeña» como Sidra Somarroza, de Renedo de Piélagos, pudo sentirse como «en una nube» en la noche de ayer. Las causantes de ese éxito, Jesús Gómez Solórzano y sus hijas Cecilia y Lucía:«Es un orgullo y una satisfacción. Nada hubiera sido posible sin el apoyo de todos. Estamos obsesionados con elaborar la mejor sidra». Finalmente, una sentida dedicatoria del profesor de Servicios de la Escuela de Hostelería del IES Fuente Fresnedo de Laredo, Ángel Luis Gómez Calle, a todo el sector primario marcó el final de la séptima edición de la cita. «Lo dedico a todos esos ganaderos, agricultores… A toda la gente que nos ayuda a los demás. Nos ayudan a mantener los pies en el suelo y que la vida siga adelante», destacó Gómez Solórzano en la recta final de esta séptima edición desarrollada en colaboración con BM Supermercados, CaixaBank y Reale Seguros y a la que, entre otros invitados, asistieron el director general de El Diario Montañés, Ignacio Pérez, y el director de este periódico, Íñigo Noriega.
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