De un tiempo a esta parte las conservas se han convertido en un modo de subsistencia para muchos que no 'tienen' tiempo o ganas de mancharse las manos en la cocina, cosa que no comparto en absoluto. Simplemente, buscan excusas para hacerse 'trampas ... al solitario'.
Pues bien, esta semana a toda esa gente que utiliza las conservas como medio de vida les propongo varios 'tips' para que salgan de la monotonía y puedan darle una vuelta de tuerca a las latas que, en ocasiones, pueden resultar un tanto aburridas.
Berberechos 'acevichados'
Hay muchas clases de conservas. En primer lugar nos vamos a centrar en las del mar, donde encontramos los que para mí son los reyes; no son otros que los berberechos, me encantan, un buen aperitivo sin berberechos no es lo mismo, y si encima los hacéis 'acevichados', no os cuento. Nada más tenéis que abrir la lata y recuperar en un bol el líquido del interior, lo mezclas con zumo de una lima, media cucharada de pasta de ajo amarillo –todo depende de vuestra tolerancia al picante–, un poco de maíz frito y unas hojas de cilantro, y veréis qué delicia. No querréis volver a comer otra cosa.
Mejillones con patatas fritas
Otra de las conservas que más me pueden gustar son los mejillones, con un rico escabeche. Ya sabéis, y si no ya os lo cuento, que los mejillones en escabeche con patatas fritas combinan de cine, con lo cual ya tenemos otro aperitivo montado. Abrimos la lata, escurrimos bien los mejillones, recuperando todo el escabeche con el que haremos una mayonesa, con un poco de limón, de tal modo que podremos preparar unos montaditos de patatas fritas con mejillón y un poco de la mayonesa del propio escabeche: ¡Tremendo!
Espárragos gratinados con queso ahumado
Las conservas de verduras son también muy socorridas. Por ejemplo, los espárragos, ¡qué ricos son frescos!, pero unos de los buenos en conserva no tienen mucho que envidiarles. Así que abrimos la lata, los escurrimos bien y los ponemos en una fuente, encendemos el horno y los ponemos con un poco de queso ahumado por encima a gratinar. Otra delicia para un picoteo.
Si lo que queréis es un plato principal, también las verduras en conserva son muy socorridas, por ejemplo para preparar una menestra. Es mejor utilizar por separado los botes de conservas, zanahorias, brécol, guisantes, alcachofas y patatas que los que traen los vegetales ya mezclados, ya que suelen estar un poco más aplastados. Empezamos por escurrir las verduras de la conserva. En una sartén o cazuela baja y amplia hacemos un refrito con unas cucharadas de aceite de oliva y cebolla bien picada. Antes de que la cebolla coja color, agregamos las verduras, rehogamos con cuidado y vertemos un poco de agua, sin que llegue a cubrirlas. Tapamos y dejamos que hiervan durante dos o tres minutos, añadimos unos taquitos de jamón pasados por la sartén para que den el último hervor, y probamos para poner el punto de sal. Un recurso fácil y rápido.
Otra de mis debilidades es el pisto, y la verdad es que he encontrado alguno en conserva que es irresistible. Simplemente un huevo frito al lado ya hace que el plato hable por si solo, pero si además no te importa freír unas patatas en cuadritos para acompañarlo, tenéis un plato de campeonato.
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